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Pascual (L’Onada): “El sistema no está preparado para acoger a la población que requiere asistencia sanitaria”

La gerente del grupo residencial L’Onada Serveis defiende que el Gobierno de España debería destinar el 2% de su Producto Interior Bruto al gasto en servicios asistenciales, “en línea con otros territorios de Europa”.

Albert Cadanet

6 jun 2019 - 04:58

Pascual (L’Onada): “El sistema no está preparado para acoger a la población que requiere asistencia sanitaria”

 

Cinta Pascual es la gerente de la empresa L’Onada Serveis y, desde 2011, actúa como presidenta de la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (Acra). Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Barcelona, Pascual opina que la Administración debería ser “menos intervencionista” en el sector residencial para reducir las listas de espera.

 

Pregunta: ¿Cuál es el estado de salud del sector geriátrico?

Respuesta: Ahora mismo se encuentra en una situación más bien de colapso. En Cataluña, por ejemplo, las tarifas llevan congeladas durante los últimos diez años. Asimismo, la Administración pública convive de forma cronificada con unas largas listas. En estos momentos, la situación no puede ajustarse más.

 

P.: ¿Son iguales los problemas en toda España?

R.: Algunas comunidades tienen problemas con las listas de espera, mientras que otras los tienen con la financiación. En todo caso, no existen territorios que gocen de una buena salud en cuanto al servicio de atención de mayores. Además, conseguir una ayuda a la dependencia cada vez es más complicado: algunas personas pueden llegar a esperar un año y medio para recibirla. En los últimos tres años, 11.000 personas en España han muerto antes de que les haya llegado una ayuda. El sistema no está preparado para acoger a la población que requiere asistencia.

 

P.: ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

R.: En primer lugar, hay mucha más demanda que hace unos años. Por otra parte, la asistencia a la gente mayor es un servicio incluido dentro de los servicios sociales, y comparte gastos con otros problemas como la pobreza o la desatención de algunos niños. Las ayudas para combatir estas situaciones son muy puntuales y el problema asistencial es muy grande.

 

 

P.: ¿Qué soluciones propone?

R.: Debemos reinventar el sistema y dotarlo de más flexibilidad. Pedimos la creación de un Ministerio para que, durante los próximos años, diseñe una estrategia para hacer frente a esta situación. Este departamento, además, debería disponer de un presupuesto equivalente al 2% del PIB español, como mínimo. En otras partes de Europa, el gasto a servicios asistenciales puede llegar al 5% del PIB, mientras que aquí es del 0,5%.

 

P.: ¿Es un sector que se esté modernizando?

R.: En este sentido, la tecnología nos puede ayudar muchísimo. La gente mayor pasa cada vez más tiempo en casa, y deberíamos replantearnos como adaptamos las viviendas de los mayores para facilitarles su día a día. Además, las residencias deberían estar más equipadas tecnológicamente. En estos momentos, Japón se encuentra en la situación que nosotros viviremos en los próximos 30 años, y la tecnología forma parte del sistema, tanto para movilizar personas dependientes como para hacerlas más independientes.

 

P.: ¿Es suficiente la colaboración entre el sector público y el sector privado?

R.: En nuestro sector, el 90% de las plazas están en el sector privado, por tanto, la colaboración es real. Aun así, hace falta una coordinación real en salud. Más del 90% de la gente que nosotros atendemos tienen enfermedades crónicas avanzadas y no disponemos de una organización correcta para hacer frente a estos problemas.

 

 

P.: ¿Hay suficiente espacio para que las compañías del sector puedan crecer en las grandes ciudades?

R.: Este es el gran problema. En las grandes ciudades hay un gran número de residencias pequeñas. La Administración nos propone que estas instalaciones estén todas en un mismo bloque para compartir distintos servicios como podrían ser la cocina. Sobre el papel es fantástico, pero no disponemos de edificios en las grandes ciudades para concentrar a diez residencias distintas.

 

P.: ¿España es un mercado atractivo para el sector geriátrico?

R.: En absoluto. La gente tiene miedo de invertir cinco millones de euros y no tener asegurado un retorno de su inversión. Las empresas llegan porque la demanda de los servicios residenciales en España es muy fuerte, pero no existe una política correcta para hacer frente a la situación.

 

P.: ¿Cómo se entiende que grandes grupos residenciales acudan a España para invertir?

R.: Las empresas ya no pueden crecer en sus países porque el mercado está copado. En Francia, por ejemplo, las compañías del sector no pueden crecer libremente por las restricciones que impone el Estado. En España no existen estos límites. Y por otra parte, a pesar de la fuerte demanda, hay distintas zonas en el país donde todavía hacen falta plazas.

 

P.: A día de hoy, la sostenibilidad del sistema parece complicada. ¿Cuándo se llegará a una solución?

R.: Al final encontraremos un punto de equilibrio, y esta pasa por un mercado donde los gobiernos sean menos intervencionistas y ofrezcan mayores ayudas. La estancia media en las residencias es cada vez menor, y esto implica que la gente mayor pasa más tiempo en su casa. En este sentido, debemos encontrar un equilibrio entre nuestros equipamientos y poder mantener la gente en su domicilio.