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Patricia Guillem (UEV): “Debería revisarse la ratio de pacientes que tiene cada profesional”

La experta en epidemiología, medicina preventiva y salud pública desarrolla una panorámica general del sector de la salud tras los años posteriores a la pandemia abogando por una mayor participación de los pacientes.

Albert Berrocal

9 nov 2023 - 04:58

Patricia Guillem (UEV): “Debería revisarse la ratio de pacientes que tiene cada profesional”

 

Patricia Guillem es catedrática en epidemiología, medicina preventiva y salud pública en la Universidad Europea de Valencia (UEV). La profesora analiza las tendencias que se han consolidado dentro del sector sanitario español tras la reconfiguración del modelo que obligó a replantear el estallido de la pandemia. Los años posteriores al periodo de confinamiento han atraído la innovación que propone la aplicación de las nuevas tecnologías en las estructuras principales del sector, pero para Guillem no se podrá avanzar avanzar si no se hace especial hincapié en el dictamen poblacional sobre todos estos cambios.

 

Pregunta: ¿Qué respuesta ha tenido el sector de la salud en España tras la pandemia?


Respuesta: El contexto posterior a la pandemia ha demostrado que el sistema sanitario es más efectivo de lo que se pudo llegar a imaginar durante la crisis global. Durante ese periodo se generó una alarma importante que ayudó a cuestionar las bases del sistema, y eso lo fortaleció. Sin embargo, creo que ahora tendríamos que poner el foco en analizar cómo está la población. Es decir, mediante un plan de sondeos y encuestas poblacionales, descubrir el grado de satisfacción de los usuarios que hacen uso del sistema de salud, además de reconocer en qué situación se encuentran aquellos que trabajan dentro de su propia estructura. Las evaluaciones de todos los programas o mejoras que se puedan haber planteado no funcionan sin un seguimiento de los resultados. Sin esta respuesta, no existen herramientas suficientes para poder medir de manera objetiva si se están cumpliendo los objetivos que se propusieron.

 

 

 


P.: ¿En qué sentido se ha fortalecido el sistema nacional de salud tras la pandemia?


R.: Se generó un aprendizaje en muchos sentidos. Por un lado, quedó patente que los servicios de epidemiología y salud pública en España deben continuar siendo una prioridad en las políticas de inversión. Antes de la pandemia no se les daba visibilidad, y prácticamente no existían. Tras la crisis se demostró que el sistema de vigilancia epidemiológico es útil, no sólo para la identificación de nuevos microorganismos, sino también para el seguimiento de las personas y sus enfermedades. Por otro lado, la pandemia puso en jaque la operatividad de nuestro sistema sanitario: nos obligó a analizar nuestras capacidades y forma de atender a la población, y esa redefinición supuso un reto que benefició a las propias estructuras del sistema. Por ejemplo, ante la saturación, se desarrollaron en paralelo otras posibles vías de atención como la telemedicina, que aunque no es útil en todos los casos, sí puede generar un cierto alivio sobre la presión asistencial.

 

P.: ¿La consolidación de las nuevas tecnologías y sus diferentes grados de acceso pueden fomentar la desigualdad social?


R.: Las nuevas tecnologías pueden acrecentar las diferencias en cuanto al acceso en materia de salud, pero el problema de las desigualdades sanitarias ha existido siempre, y es una tarea pendiente trabajar para reducirlas. Sin embargo, con los nuevos avances corremos el riesgo de que se generalice esta forma de atención a distancia, olvidando la asistencia presencial que, en muchos casos, debería ser prioritaria. Es fundamental que sepamos distinguir y tener muy claro qué uso le queremos dar a las nuevas tecnologías: pueden ser un avance muy positivo para el mejor funcionamiento de las estructuras del sector, pero también se nos pueden girar en contra.

 

P: ¿Qué ejemplo demuestra este efecto negativo de las tecnologías sobre el sistema sanitario?


R.: Durante la pandemia, por ejemplo, ante la saturación del sistema sanitario, muchos pacientes con enfermedades crónicas dejaron de acudir a su centro de salud. Esto provocó que, tras el confinamiento, aumentara el número de pacientes con enfermedades crónicas no controladas. Esto fue consecuencia de unos años en que sus dolencias no se revisaron de forma correcta, ya que son personas que requieren un seguimiento continuado para controlar su enfermedad. En este sentido, debería revisarse, de forma exhaustiva, la ratio de pacientes que tiene cada profesional de la salud, independientemente de que trabaje en atención primaria o en hospital. Aunque los profesionales de la salud se quejaron de esta situación y de sus condiciones de trabajo, una reclamación en la que principalmente pedían más plazas para poder atender a todos los pacientes, no me consta que se haya modificado nada.

 

 

 


P.: ¿Existe un problema de gestión por parte de las administraciones para materializar en políticas los recursos destinados?


R.: El problema principal, y generalizado, que tenemos en España es que, por desgracia, conviven 17 formas diferentes de aplicar la salud. Se debería desplegar un trabajo conjunto: si tenemos el mismo modelo sanitario, no pueden existir grandes discrepancias entre las diferentes comunidades, bien sea por programas de vacunación o por otro tipo de programas de atención sanitaria. De hecho, como hay tantas diferencias no se están repartiendo bien los recursos. Hay comunidades autónomas que reciben una mayor dotación económica que otras, con lo que pueden desarrollar determinadas áreas de salud que otras comunidades que reciben menos ingresos no pueden desplegar.

 

P.: ¿El contexto posterior a la pandemia es una oportunidad para las start ups?


R.: Con la pandemia han evolucionado diferentes formas de trabajo, pero es fundamental descubrir cómo se transforma la sociedad al ritmo de esos cambios. Todo depende de los consumos en salud que tenga la población. Si nacen nuevas empresas que proponen la teleasistencia virtual, sólo si el público está de acuerdo y hace uso de esas aplicaciones la compañía llegará a buen puerto. Esto sólo se puede ver con el tiempo. También es verdad que las preselecciones dependen mucho del tipo de usuario: las personas más mayores están acostumbradas a un trato directo con su médico de cabecera, mientras que las más jóvenes, quizás por falta de tiempo, prefieren para consultas más breves aprovecharse de la telemedicina.