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Rafael Bengoa (SI-Health): “A la próxima pandemia debemos llegar con un sistema de salud muy transformado”

El codirector del Instituto de Salud y Estrategia (SI-Health) sostiene que se debería reforzar la financiación en atención primaria y servicios sociales y crear una Autoridad Independiente de Responsabilidad Sanitaria.

D. Punzano

26 nov 2020 - 04:57

Rafael Bengoa (SI-Health): “A la próxima pandemia debemos llegar con un sistema de salud muy transformado”

 

Rafael Bengoa, codirector del Instituto de Salud y Estrategia (SI-Health), analiza la gestión de la pandemia en España y los errores de la primera desescalada que espera que no se produzcan tras la segunda ola. El exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y exasesor de Barack Obama, expresidente de Estados Unidos, considera que se debería transformar el sistema de salud actual, aumentando la financiación en atención primaria y servicios sociales, entre otras medidas.

 

Pregunta: Tras empezar a salir de la segunda ola de la pandemia, ¿cuántas olas llegarán más a España?

Respuesta: Depende de si hemos aprendido más en la segunda ola que en la primera. En la segunda ola no se ha aplicado el confinamiento, hemos convivido con el Covid-19. Se han aplicado algunas restricciones como el toque de queda, que hace que convivas con el coronavirus y su incidencia sube y baja. Espero que en la segunda desescalada reforcemos todo lo que nos faltó en la primera. Se debe realizar un control epidemiológico local basado en el rastreo de contactos, un buen seguimiento y utilizar recursos tecnológicos como aplicaciones. En la primera desescalada no funcionaron estos mecanismos y, si ahora no funcionan, tendremos que esperar nuevas sorpresas.

 

P.: ¿Qué se puede mejorar en la gestión sanitaria del Covid-19 en España y qué se ha hecho mal?

R.: El primer confinamiento funcionó, pero la primera desescalada no. En parte, tiene que ver con la manera de comportarse de algunas personas que pasan de la seriedad del tema. Las administraciones públicas también pecaron de optimismo y pensaban que el Covid-19 estaba bajo control, cuando sabíamos que otros virus como la gripe española tuvieron mayor impacto en la segunda ola que en la primera. Ese aprendizaje nos ha hecho saber que tenemos que reforzar toda la infraestructura.

 

P.: ¿De qué países podría aprender España?

R.: Una importante lección viene de Oriente, porque siempre nos comparamos con países que están peor que nosotros y no nos fijamos en los que están mejor. En Oriente están los territorios que ahora mismo tienen mejor controlada la pandemia, como Australia, Corea del Sur, Hong Kong y China. En Australia y Corea del Sur la economía vuelve a crecer porque decidieron priorizar la salud realizando un estricto confinamiento que permite relajar restricciones cuando se tiene un mayor control del Covid-19. En España se decidió en la segunda ola convivir con el coronavirus. Otra estrategia, y la peor de todas, es la de países como Brasil y Suecia, que buscaron conseguir una inmunidad de rebaño natural.

 

 

 

P.: ¿Qué nota le da a la sanidad española tras la experiencia en la gestión de la pandemia?

R.: En vez de dar una nota subjetiva, prefiero evaluar y por eso formo parte de uno de los grupos de The Lancet que pedimos una evaluación para ver lo que ha pasado y aprender para próximas ocasiones. Sé que uno de estos grupos ha hablado con el Ministerio de Sanidad para ver cómo se realiza esta evaluación, pero no veo que se esté moviendo muy rápido. Cuando se quiere aprender en una situación como la actual, debe aprender y rápido mientras esté ocurriendo el problema. Cuando ya ha acabado, se aprende mucho menos.

 

P.: ¿Cómo evalúa el papel de la Unión Europea y la coordinación entre los países contra el Covid-19?

R.: Ha habido un fallo sistémico global y el Covid-19 ha traspasado las diferentes capas sucesivas de defensa. Más de 210.000 muertes se podrían haber evitado y también el enorme impacto económico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una evaluación independiente externa de la que aprenderá para actuar de una forma más ágil, fuerte y rápida. Por su parte, la Unión Europea ha tomado decisiones rápidas en el ámbito económico y ha hecho bien en la compra centralizada de las vacunas.

 

P.: Y ahora, ¿de qué forma se puede mantener el equilibrio entre controlar la expansión del coronavirus y no imponer más restricciones?

R.: No se puede, yo soy partidario de confinar y después impulsar la economía. En lugar de eso, se abre y se cierra y convives con un virus que ataca y contraataca tu estrategia. Con otro virus que no fuera tan transmisible por asintomáticos se podría pensar en una estrategia como la actual. Hasta realizar la vacunación masiva, hay que seguir con las restricciones.

 

 

 

P.: ¿Hasta qué punto ha aupado la pandemia al sector de la salud?

R.: El sector de la salud estaba infrafinanciado antes de la pandemia porque teníamos problemas de sostenibilidad. La pandemia nos ha pillado en un momento débil en la estructura de los sistemas de salud y hay que aumentar la financiación, aunque sólo con eso no basta. La crisis sanitaria ha puesto en evidencia que tenemos un sistema de salud y atención primaria demasiado débil y una fragmentación con los servicios sociales, por eso ha ocurrido lo de las residencias. Necesitamos que se lance una transformación muy importante para reforzar la atención primaria y conseguir una mejor coordinación con los servicios sociales. A la próxima pandemia debemos llegar con un sistema de salud muy transformado.

 

P.: ¿Qué papel ha jugado la sanidad privada en la lucha contra la pandemia?

R.: España tenía un equilibrio sano entre la sanidad pública y privada. Es evidente que esta crisis la ha solucionado la sanidad pública. La sanidad privada debe percibirse como un complemento de la sanidad pública, que es el ámbito que necesitamos reforzar. En la gestión público-privada, ha sido más interesante la relación entre las administraciones y la industria farmacéutica para llevar a cabo y acelerar la investigación de fármacos y vacunas contra el Covid-19.

 

P.: ¿Qué tres decisiones de política sanitaria tomaría si fuera ministro de Sanidad?

R.: La primera sería crear una Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), pero aplicada en sanidad. Este organismo tendría el objetivo de seguir un modelo económico y hacer evaluaciones independientes e imparciales, lo que reforzaría nuestro sistema democrático. En segundo lugar, financiaría con más recursos la atención primaria y los servicios sociales, que es donde ha habido el gran drama y no se puede repetir. Por último, empezaría a escuchar más a los pacientes y, en lugar de tomar decisiones sobre ellos, tomaría decisiones con ellos.