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2019: el año en que el ‘medtech’ español empezó a recoger los frutos de su investigación

El ‘medtech’ en España todavía se encuentra lejos de las grandes potencias europeas. El sector en el país presenta una balanza comercial negativa de 2.525 millones de euros, una cifra únicamente superada por Francia. 

A.C.

26 dic 2019 - 05:00

2019: el año en que el  ‘medtech’ español  empezó a recoger los  frutos de su investigación

 

España continúa lejos de las primeras posiciones de la industria medtech. A diferencia de  grandes potencias en este ámbito como Alemania, Irlanda o Suiza, el sector en el país todavía presenta una balanza comercial negativa.

 

Según los últimos datos publicados en el informe The European Medical Technology Industry, elaborado por la asociación MedTech Europe, España destinó 4.031 millones de euros en 2017 a la importación de tecnología sanitaria, siendo el octavo país del Viejo Continente que más invirtió en esta partida. Sin embargo, las exportaciones del sector sólo generaron 1.506 millones de euros, situando España en la posición número 13 del ránking.

 

La industria medtech en España todavía tiene un largo camino por recorrer, aunque distintas compañías han empezado a recoger los primeros frutos generados por su investigación.

 

 

“El sector de la salud ya no busca la creación de nuevos reactivos, sino el desarrollo de sistemas inteligentes que permitan prever ciertas patologías y hacer un seguimiento más personalizado del paciente”, señala Miguel Ángel González, director de la unidad de investigación BCN-Medtech, un centro asociado a la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Para este experto, el medtech se encuentra en un punto “crucial” y pronostica que las herramientas que se están desarrollando actualmente verán la luz “en los próximos diez años”.

 

En España, las start ups han tomado la voz cantante, siempre con el apoyo del capital riesgo. En un entorno donde la optimización de los recursos sanitarios se ha convertido en primordial y los costes de innovación tienden al alza, las empresas más disruptivas se han convertido en los mejores aliados para implementar nuevas tecnologías.

 

Uno de los grandes protagonistas del año fue Rob Surgical, una compañía asentada en Barcelona especializada en el desarrollo de un nuevo sistema de cirugía robótica. La empresa consiguió cerrar una ronda de cinco millones de euros que contó con la participación de Scranton Enterprises, el hólding vinculado a la familia Grifols. Gracias a esta operación, la firma anunció la activación de los procesos necesarios para obtener la certificación CE, el paso previo para poder comercializar su dispositivo médico.

 

La propuesta de Rob Surgical pretende ser una alternativa al robot Da Vinci, que siguió expandiendo su huella en España gracias a Abex Excelencia Robótica, el principal distribuidor de estos dispositivos en la Península Ibérica. Según los últimos datos disponibles, hasta 67 hospitales disponen de su tecnología, un 15,5% más respecto al cierre de 2018.

 

 

Sin embargo, la mayor ronda de una medtech española en 2019 tuvo a Psious como protagonista. La empresa especializada en el desarrollo de software para tratar enfermedades mentales cerró una ampliación de ocho millones de euros coliderada por Asabys Partners y Caixa Capital Risc, dos de los grandes inversores privados en el campo de la salud. En la operación también participaron Sabadell Venture Capital, BStartup10 y el vehículo inversor de Carlos Gallardo Piqué, consejero de Almirall.

 

Las soluciones que permiten almacenar datos de los pacientes y mejorar la eficiencia del sistema sanitario también empiezan a hacerse un hueco en el sector de la salud, ya sea estableciendo acuerdos con hospitales o cerrando rondas de financiación. La catalana Qmenta es un buen ejemplo.

 

En 2019, esta compañía especializada en el desarrollo de algoritmos para implementar nuevos modelos de medicina preventiva abrió una ronda de 1,35 millones de euros en Capital Cell. El objetivo de esta operación pasa por abrir mercado en Estados Unidos  y acelerar la llegada de su producto a los hospitales. Entre sus principales inversores se encuentran figuras como Walter Gilbert, cofundador de la farmacéutica estadounidense Biogen y premio Nobel de Química en 1980.

 

 

Tecnología 3D, el subsector con más potencial

La aplicación de la tecnología 3D en el ámbito de la salud todavía se encuentra en una etapa temprana, aunque consultoras como Deloitte señalan su enorme potencial. Según la compañía, las ventas vinculadas a este subsector a escala global crecerán por encima del 10% interanual en los próximos cinco años, una variación cinco puntos superior a la media de la industria medtech.

 

En España, una de las compañías a destacar durante este ejercicio ha sido la granadina Breca Regemat, especializada en bioimpresión y medicina regenerativa. En 2019, la empresa consiguió levantar más de 700.000 euros procedentes de instituciones públicas como el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (Cdti) y de family offices privados.

 

 

Aunque Manuel Figueruela, director general de la empresa, reconoce que la administración pública todavía “no está apostando plenamente” por la impresión 3D, opina que el sector continúa avanzando a buen ritmo. Para el directivo, “estamos más cerca de lo que nos pensamos de poder imprimir un órgano vivo desde un laboratorio”.

A pesar de todo, los expertos del sector todavía observan que la regulación se encuentra un paso por detrás de la innovación.

 

Para Sergi Muñoz, asesor de innovación y emprendimiento  de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), “el salto cualitativo del sector salud va a ser enorme”. Sin embargo, “todavía existen importantes barreras regulatorias en el acceso y el uso de datos”, lamenta. Instituciones como la Unión Europea están trabajando en la implementación de distintos procesos para preservar la seguridad de los dispositivos, aunque los primeros resultados empezarán a vislumbrarse en 2022.