Empresa

2019, el año de las desinversiones por el freno de los genéricos

Los laboratorios catalanes Ferrer y Esteve han acelerado la desinversión en activos no estratégicos y han ejecutado planes para reducir costes laborales con despidos o rebajas de las condiciones salariales. 

PlantaDoce

23 dic 2019 - 04:54

 

El año 2019 ha sido el ejercicio en el que el sector farmacéutico ha vivio el impacto del freno a los medicamentos genéricos. España abrió la puerta a estos fármacos en 1997, un momento en el que muchos laboratorios vieron la oportunidad de introducir en el país versiones de medicamentos cuya patente ya había vencido. Es decir, sin necesidad de invertir en investigación y desarrollo (I+D) más allá de la que exigía copiar su composición química.

 

Su boom fue continuado gracias al abaratamiento de costes, pero la decisión del Gobierno de eliminar la discriminación positiva hacia el genérico por sus precios en 2015 fue un punto de inflexión. Cuatro años después, en 2019, la fórmula que buscaron las farmacéuticas españolas no fue sólo la del próximo superventas en la farmacia, sino también la de la sostenibilidad de sus proyectos.

 
El mercado farmacéutico creció un 1,7% entre enero y noviembre de 2019, hasta 18.777,8 millones de euros, mientras que el número de unidades comercializadas sólo avanzó un 0,5%, hasta 1.611,1 millones, según datos recopilados por la consultora Iqvia. La firma recuerda en su último informe que “desde 2015 la penetración de genéricos en el mercado se ha estabilizado en el 40% de cuota en unidades, y este porcentaje baja hasta el 21% en valores”; es decir, que su cuota se encuentra muy por debajo de la media del 65% que copan este tipo de fármacos en el conjunto de la Unión Europea (UE). Ante este escenario, las principales compañías han dado giros a su modelo, ajustado plantillas e incluso adquirido otros negocios para abordar nuevos segmentos de producto.

 
Cinfa anunció en diciembre la inversión de más de 200 millones de euros en I+D hasta 2024, ante la constatación de que hoy el negocio está en otro sitio. El grupo navarro, especializado en genéricos, se ha volcado en el consumer health por su mayor potencial en el actual escenario. “El cuidado de la salud proporciona una mayor aportación a este crecimiento, en detrimento de la línea de medicamentos, afectada por las complicadas circunstancias del mercado de genéricos”, explica la compañía en su última memoria anual.

 
La empresa no tiene intención de desprenderse del negocio de genéricos, pero sí que ha decidido rebajar su dependencia adquiriendo otro tipo de compañías. De hecho, el último año lo destinó a completar la integración de Natural Santé, Sakura y Orliman, adquiridas entre 2017 y 2018. Es un camino muy distinto al seguido por dos de sus competidores con sede en Cataluña, como son Ferrer y Esteve, que han hecho pública su intención de abandonar este negocio.

 


“Son decisiones estratégicas de empresas, y quizás están priorizando concentrar su negocio en productos de innovación”, apunta Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, secretario general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg). “El futuro pasa por el apoyo que las administraciones faciliten a la industria, a los laboratorios, del medicamento genérico para que puedan continuar con su desarrollo y producción”, sostiene el dirigente patronal de un sector que en España emplea a 9.000 personas y produce siete de cada diez medicamentos consumidos en España.

 
Ferrer no lo vio claro, y arrancó 2019 con la venta de su división de medicamentos genéricos, Tarbis Farma, a la compañía india Hetero. La transacción se completó el 2 de enero, y ese día ya dejó claro que su intención era “enfocarse más en el mercado de productos farmacéuticos de marca, negocio prioritario de la empresa”. El grupo barcelonés, con unas ventas anuales de más de 680 millones de euros, prosiguió con su política de desinversiones a lo largo del año que le debían generar unos ingresos adicionales de 100 millones. Ese es el mismo importe que, a medio plazo, estimaba que perdería en ingresos al desconsolidar las divisiones vendidas.

 
En junio se desprendió del 85% de Diater por 45 millones de euros. La biofarmacéutica española, que está especializada en el tratamiento de la alergia con inmunoterapia, pasó a manos de la firma de inversión Nazca Capital. Otro fondo, en este caso Riverside, se hizo en diciembre con el control de HealthTech BioActives, división con unos ingresos de más de 50 millones anuales y que está especializada en la fabricación y extracción de principios activos farmacéuticos.

 

 

Esteve, por su parte, cerró en la última semana del año la venta de su filial Pensa Pharma a la japonesa Towa Pharmaceuticals, en una operación valorada en 320 millones de euros. La operación se gestó durante todo 2019, si bien se aceleró en la segunda mitad del año con la contratación del banco de inversión Lazard  y la simplificación de la estructura societaria. Esta división genera una facturación anual de 280 millones de euros, el 37% de toda la cifra de negocio del grupo catalán. Pese a ello, la compañía asume que la rentabilidad de este negocio ha caído en mínimos porque se requiere de grandes volúmenes de fabricación, lo que choca con las políticas de compra innovadora de la Administración y la mayor competitividad de Asia.

 

Ese proceso de desinversión ha sido aprovechado por compañías como Reig Jofré, que en 2019 aprovechó la entrada de nuevos accionistas mediante la aportación de 24 millones de euros para salir de compras. En su caso, la farma catalana adquirió la cartera de productos acabados farmacéuticos y nutracéuticos  Bioibérica por al menos 46 millones. “Nos permite potenciar una nueva área terapéutica a caballo entre los productos de especialidad de prescripción y los de consumer healthcare”, señaló el grupo, reforzando la tendencia del sector.

 
Cinfa recuerda en su memoria anual que son diversos los factores que han provocado este estancamiento del mercado y las desinversiones de sus rivales: “Los ya conocidos factores del sistema de precios de referencia con actualizaciones al nivel del precio más bajo, las desfinanciaciones, el copago, los sistemas de licitaciones de medicamentos, la liberalización de los descuentos, la equiparación de precios entre genéricos y marcas y la pérdida de la prioridad de prescripción del genérico han afectado a la evolución del mercado”, enumera el grupo.

 

Para hacer frente a este escenario adverso, Ferrer no sólo se ha desprendido de activos, sino que también tuvo que negociar la rebaja de las condiciones salariales de algunos colectivos de trabajadores para optar por “un sistema de retribución variables más competitivo”. Los sindicatos tildaron esta medida de “expediente de regulación de empleo (ERE) encubierto” y señalaron que las medidas tomadas por la compañía eran “injustificadas”. A raíz de estos cambios, el 15% del equipo comercial de la farmacéutica abandonó la empresa.

 

Esteve directamente empezó 2019 con 85 trabajadores menos tras pactar un ERE. Bayer también decidió recortar su plantilla en España para adaptarse al contexto económico general y específico del sector. El primer expediente se presentó en enero para 61 trabajadores, al que siguió un segundo en noviembre con un total de 60 empleados afectados.