Entorno

Crónica de los 45 días en los que el mercado sentenció a la primera ministra británica

Los mercados han arrinconado a Liz Truss, convirtiendo a la primera ministra en la más breve de la historia del Reino Unido, acorralada por el desplome de la libra, la inflación y las turbulencias políticas.

A. Martínez / M. Tamayo

21 oct 2022 - 04:58

Crónica de los 45 días en los que el mercado sentenció a la primera ministra británica

 

Inflación de récord, debacle en la bolsa y la muerta de la jefe de estado. Tras 45 días de acontecimientos históricos al frente de Reino Unido, Liz Truss se ha visto obligada a presentar su dimisión al frente del Partido Conservador, acorralada por las críticas desde su propio partido y la reacción de los mercados tras sus medidas. Sacrificar a su ministro de economía no ha sido suficiente para aplacar la ira de la City, que han acusado a la ya expremier de restar credibilidad y confianza al sistema financiero británico en tiempos de incertidumbre global. 

 

El parqué ha recibido con entusiasmo la noticia y la libra esterlina se disparó el pasado jueves tras la dimisión de Truss. La divisa registró a cierre de mercado una subida del 0,78%, hasta alcanzar 1,1311 dólares. Un primer paso para recuperar la confianza de los mercados, una tarea que tiene su sucesor según la propia política. “Quien sea elegido debe dar un paso atrás y tener un plan adecuado y bien pensado que recupere gradualmente la confianza”, advertía Truss en su último discurso como primera ministra. 

 

La breve, pero intensa, historia de Truss en Downing Street se inició el 5 de septiembre tras proclamarse vencedora en las primarias tories. Truss sucedía a Boris Johnson al frente del Partido Conservador y se proclamaba nueva primera ministra del Reino Unido, tras recibir el encargo de formar Gobierno por parte de la corona británica. La vuelta de dos mujeres compartiendo el timón británico duró poco. El 8 de septiembre la reina Isabel II fallecía en Escocia tras siete décadas de reinado, símbolo de la realeza británica. Su último encargo fue recibir en el Palacio de Balmoral al primer ministro saliente, Boris Johnson; y nombrar a su sucesora, Liz Truss.

 

 


 

Tras cumplir con el luto y apenas dos semanas en el cargo, el ministro de economía del nuevo gobierno, Kwasi Kwarteng, anunció una bajada de impuestos como parte de la nueva política económica del país, lo que provocó un terremoto en los mercados y acabó hundiendo a la libra esterlina a mínimos históricos frente al dólar estadounidense. 

 

Para frenar el derrumbe de la moneda británica, el Banco de Inglaterra y el Gobierno de Truss intervinieron para revertir el desplome de la libra, en niveles desconocidos desde 1971, y de los bonos de deuda pública, con el objetivo de salvaguardar los fondos de pensiones ocupacionales. La intervención del Banco de Inglaterra, que se lanzó a comprar bonos a largo plazo, terminó calmando la zozobra de los inversores.

 

Tres días más tarde, Truss defendió su plan económico y aseguró que no podía evitar la reacción negativa de los mercados financieros, a la vez que afirmaba que estaba dispuesta a tomar “decisiones difíciles” para hacer crecer la economía. Sin embargo, el 3 de octubre el Gobierno británico dio marcha atrás en su rebaja fiscal, aboliendo la supresión del tipo máximo del 45% del Irpf para las rentas más altas. 

 

El pasado viernes 14 de octubre, el ministro de economía, Kwasi Kwarteng, presentó su dimisión. Kwarteng había sido el cabecilla del plan fiscal anunciado en septiembre, valorado en más de 60.000 millones de euros, que preveía un drástico recorte de impuestos sin renunciar al gasto público. Tras colocar a un veterano tory al mando de la cartera, Jeremy Hunt, Lis Truss ha dimitido como primera ministra del Reino Unido, tras 45 días de inestabilidad financiera y política. Ahora los conservadores se embarcan en una nueva búsqueda de líder, que será el sexto primer ministro inglés de los últimos cinco años. 

 

 

 

 

Este ha sido el último golpe que encaja la economía británica, que no dejar de capear las turbulencias desde el Brexit. El país ha registrado este mismo mes una inflación de récord, alcanzando el 10,1%, como ya lo había hecho en julio. El aumento estuvo condicionado por la subida en los precios de la alimentación y las bebidas, con un alza interanual del 15%, la mayor desde 1980. Los precios continúan disparados en el mercado británico y la financiera Citibank aseguran que la inflación podría alcanzar el 18% en 2023

 

En el segundo trimestre del año, cuando aún Boris Johnson se alojaba de Downing Street, la economía británica anotó un crecimiento trimestral del 0,2%, por debajo del de la eurozona, que se situó en el 0,8%. Sin embargo, aún se situaba por encima de la caída del 0,1% anotado en Estados Unidos. El crecimiento se encuentra en la media del G7, pero por debajo de los países de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (Ocde), del 0,4%

 

En 2022, las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sitúan la economía británica por encima de la media mundial, del 3,2%. En concreto, el organismo, con sede en Washington, vaticina una expansión económica del 3,6% este año, pero el crecimiento se deshincha en 2023, cuando el FMI pronostica un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3%. El crecimiento es más optimista que el pronosticado por la Ocde, que en sus previsiones augura un crecimiento plano del 0%, el peor sólo por detrás de Alemania, para quien pronostican una recesión con una contracción del 0,7%.