Entorno

De Obama a Trump: la batalla por la sanidad en Estados Unidos

El presidente estadounidense celebra el primer aniversario de su elección sin haber sido capaz de derogar el ‘Obamacare’, la ley sanitaria promulgada por Barack Obama en marzo de 2010.

A.Escobar

6 nov 2017 - 04:55

De Obama a Trump: la batalla por la sanidad en Estados Unidos

 

Han pasado ya casi 365 días desde que Donald Trump ganó las elecciones a Hillary Clinton para ocupar el trono de la Casa Blanca durante los próximos cuatro años y gobernar a una población de 323 millones de personas. Contra todo pronóstico, y según la mayoría de encuestas, el magnate inmobiliario se convirtió el pasado 9 de noviembre de 2016 en el presidente número 45 de Estados Unidos, aunque no juró el cargo de manera oficial hasta enero de 2017.

 

Una de las promesas de Trump al llegar al poder fue la de presentar una contrarreforma sanitaria que derogase la actual ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (The Patient Protection and Affordable Care Act, en inglés), también conocida como Obamacare.

 

Trump anunció que acabaría con el Obamacare, el sistema implantado en 2010 bajo el mandato del ex presidente Barack Obama, gracias al cual alrededor de veinte millones de ciudadanos estadounidenses sin cobertura sanitaria disponen de un seguro médico que cubre sus contingencias sanitarias. Tras varios intentos de desmantelar este sistema, el mandatario no ha sido capaz todavía de acabar con él.

 

 

 

¿Qué es el ‘Obamacare’?


La ley Obamacare fue promulgada en marzo de 2010, aunque no fue hasta junio de 2012 cuando el Supremo de Estados Unidos ratificó su constitucionalidad. El objetivo principal de esta legislación es dar acceso a más estadounidenses a cuidados de salud asequibles y reducir los gastos en materia sanitaria.

 

Obamacare establece desde 2014 la obligatoriedad de contratar un seguro médico, aunque contempla subsidios de asistencia financiera para estadounidenses con ingresos por “debajo del 400% del nivel federal de pobreza”.

 

Los ciudadanos de Estados Unidos tienen seguros que pagan a partir del salario que cobran o los contratan por su cuenta de forma individual. En 2011, cerca de 49 millones de habitantes estadounidenses carecían de una cobertura médica, y en 2014 la cifra se redujo a 44 millones de personas, según datos publicados por Obamacare Facts. El Gobierno cubre la asistencia sanitaria a los mayores de 65 años con el programa Medicare y a la gente con menos recursos económicos con Medicaid (62,4 millones de norteamericanos, el 19% de la población).

 

 

El sistema sanitario se ha financiado con tasas a las rentas más elevadas que han permitido crear un fondo federal para subvencionar a aquellas personas que, a pesar de tener ingresos, no pueden pagar una póliza y para ampliar Medicaid.

 

Los planes de Trump

 

La reforma encabezada por Trump pretende suprimir los impuestos a las rentas más altas, poner fin a la obligatoriedad del seguro y reducir tanto Medicaid como Medicare, que atiende a los jubilados. Asimismo, el plan anti Obama prevé sustituir las subvenciones directas por un sistema de desgravación lineal del coste de la póliza de seguro.

 

Esta medida produce enorme controversia en Estados Unidos. La Oficina Presupuestaria del Congreso advierte que, de aplicarse este nuevo proyecto, 19 millones de personas se pueden quedar sin cobertura sanitaria en un año.

 

No obstante, los intentos de Trump por suprimir el Obamacare han fracasado en diferentes ocasiones. En marzo, el presidente de Estados Unidos suspendió la votación del proyecto en la cámara de representantes por no contar con los votos suficientes, y meses más tarde varios senadores republicanos desertaron del partido y Trump se vio obligado a retirar la iniciativa del senado.

 

Uno de los últimos movimientos del presidente de Estados Unidos fue el de anunciar que la Casa Blanca no tiene fondos para pagar los subsidios que permiten a las personas con menos recursos económicos contratar sus pólizas y hacer frente a copagos sanitarios. Por su parte, las aseguradoras advierten que si la Administración “cierra el grifo” de estas ayudas los precios de los seguros médicos se encarecerán.