Entorno

La inversión en salud se dispara en España: el sector capta 400 millones hasta septiembre

La financiación en start ups sanitarias, además, empieza a centrarse en las compañías especializadas en ‘medtech’, más focalizadas en soluciones tecnológicas que en fármacos.

I. Vera

22 oct 2018 - 05:00

La impronta del capital en salud: de la industria ‘biotech’ a la irrupción del ‘medtech’

 

 

El capital del negocio de la salud en España continúa creciendo. Los fondos de inversión ven potencial de estas empresas y siguen invirtiendo en ellas. De enero a septiembre, estas compañías han conseguido superar la cifra de financiación que lograron en todo el año pasado.

 

Así, del total de financiaciones realizadas para todos los sectores económicos de España hasta el tercer trimestre, las empresas sanitarias se hicieron con 400 millones de euros a través de 40 operaciones. Esta cifra ha superado holgadamente la inversión captada en 2017, con 237 millones de euros, según las estimaciones de la Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri).

 

En cuanto a las start up, Capital Cell, Caixa Capital Risc y Ship2b son algunos de los protagonistas que apuestan por la inversión en empresas sanitarias en España. Estos fondos están detrás de start ups como MJN Neuroserveis, MediQuo, Minoryx Therapeutics o Vivebiotech, todas ellas empresas españolas que han abanderado la capacidad para atraer el capital.

 

Estas firmas han logrado seducir a sus inversores aportando iniciativas que suponen un salto en el panorama actual de los servicios y productos de salud. La biotecnología ha sido el ámbito que más fondos ha logrado, pero no es la única actividad.


El año arrancó con la mayor financiación que ha logrado una start up sanitaria hasta septiembre. iSalut, empresa digital especializada en comparar seguros, logró que CNP Partners, filial española de la compañía de seguros francesa CNP Assurances, invirtiera en ella treinta millones de euros.

 

 

 

 

Esta transacción es un ejemplo de cómo empresas relacionadas con la tecnología médica, el digital health (que integra wearables y apps, entre otros) o la prestación de servicios especializados también tienen un espacio en la red de capital externo.   

 

La biotecnológica Abac Therapeutics, spin off de Ferrer que desarrolla antibióticos, cerró una ronda de financiación con las gestoras Pontifax, Global Health, Caixa Capital Risc, Debiopharm Innovation y Ferrer por valor de 16 millones de euros. La desarrolladora de agentes neuroprotectores Bionure obtuvo, por su parte, cuatro millones de euros facilitados por Alta Life Sciences, mientras que Vytrus Biotech recibió un millón de euros por parte del Institut Catalá de Finances, Enisa y Capital cell.


Según Ion Arocena, director general de Asebio, “existen tres factores que determinan el atractivo de las start ups biotech españolas: la ciencia de calidad que se hace en el país; el talento con el que contamos y la maduración del sector, que con apenas veinte años de desarrollo en España ya está empezando a dar frutos”.

 

 

 

 

En la otra cara de la moneda está Ángel Santos, director de desarrollo de negocio del gestor de fondos CRB Inverbio, que explica: “Invertimos fundamentalmente en tecnología médica y sanitarias, y no tanto en nuevos fármacos”. De acuerdo con el ejecutivo, Francia, Holanda, los países nórdicos o Reino Unido son los referentes europeos para la inversión en biotecnología y biomedicina, mientras que en España es una asignatura pendiente tener inversores especializados en estas materias.

 

Las empresas del digital health, tecnologías sanitarias y de prestación de servicios especializados tampoco se han quedado atrás durante esta etapa, aunque los fondos que han conseguido fueron más comedidos. MJN Neuroserveis, que desarrolla tecnología para predecir ataques epilépticos, cerró dos rondas de inversión. La primera con Moira Capital Partners y la segunda con Ship2B, la red de inversión de Iese y Capital Cell. La start up obtuvo en total 1,5 millones de euros.


Elma Care, que desarrolla una app de salud, obtuvo un millón de euros por parte de Antai Venture Builder y la aplicación de chat médico MediQuo logró una inversión de tres millones de euros. Además, la app Mediktor, que evalúa síntomas médicos, captó tres millones de euros de Alta Life Sciences, mientras que la empresa emergente dedicada al cuidado de las personas mayores, Cuideo, consiguió 700.000 euros de Inderhabs Investments, el Grupo Godó y The Crowd Angel.

 

 

 

 

Para Guillermo Sarrias, asesor senior de Ship2B, el foco de financiación también está “en compañías que desarrollan medical devices o empresas de salud digital”, mientras que las compañías biotecnológicas “necesitan de mayores volúmenes de inversión”.  

 

La postura de CRB Inverbio y Ship2B está respaldada por las últimas estimaciones Ascri, que revelan que de enero a septiembre las start ups médicas y sanitarias recibieron hasta 15,5 millones de euros de venture capital, mientras que las jóvenes compañías de biotecnología e ingeniería genética sólo las superaron por 3,8 millones de euros. El acumulado de ambas divisiones, 34,8 millones de euros, representa un 10,5% del total de las inversiones de capital riesgo en start ups.


“Los fondos de inversión despiertan su interés en el digital health, la aplicación de tecnologías digitales, así como en el big data, la inteligencia artificia y el block chain –destaca Santos-, todas ellas tecnologías que hacen más eficiente la interacción entre pacientes, sistemas de salud y profesionales sanitarios”.

 

 

 

 

“El principal reclamo para invertir en empresas sanitarias es el altísimo nivel de investigación de España” afirma Santos. “En nuestro caso, siendo un vehículo de inversión de impacto, el atractivo está en todas aquellas start ups que generen un mayor impacto –continúa Sarrias-, en el caso de las de salud, en general, son las que inciden directamente en el bienestar y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes”.

 

¿Cómo y quién pone en marcha start ups sanitarias en España?


Las start ups para el negocio de la salud son ideas trabajadas y, generalmente, respaldadas por centros de investigación o universidades públicas, destacada el director de desarrollo de negocio de CRB Inverbio. “Cuando esa tecnología está madura y se ve una oportunidad de comercialización, se crean las empresas y se lanzan al mercado”, continúa Santos.

 

En las primeras etapas de la empresa son los propios centros públicos quienes respaldan económicamente a las empresas, y son ellos los que indican a las gestoras de fondos que ciertas start ups ya están en fase de captación de fondos, corroboran desde CRB Inverbio.

 

“Lo lógico [para las empresas emergentes] es que inicialmente realicen las primeras rondas en el mercado nacional”, confirma el asesor de Ship2B. “Cuando la empresa crece y se necesita más inversión es bueno buscar financiación tanto a nivel local como internacional, porque hay más dinero, es más fácil llegar a más fondos y se enriquece el conocimiento de la compañía”, subraya Santos.

 

 

 

 

Para el director de Asebio, además, “las gestoras españolas especializadas en capital riesgo están actuando como entidades tractoras de capital extranjero hacia proyectos españoles, hecho que está facilitando recibir inversión tanto del exterior como del interior del país”.

 

En paralelo, las start ups de salud “requieren de un enfoque multidisciplinar y los emprendedores tienen entre 35 y 55 años, hay una década de diferencia en comparación con otros sectores”, matiza el directivo de CRB Inverbio.

 

Estos profesionales cuentan con una amplía formación, nacional e internacional, pero no sólo pueden estás rodeados de otros investigadores, sino que también es necesario implicar a otras disciplinas en estas compañías. “Hay muchas ingenieros, físicos, matemáticos, estadísticos y administradores que trabajan en empresas de salud y que también son necesarios para esta industria”, concluye Santos.