Entorno

Puerto Rico, un paraíso para las ‘farmas’: el país engloba un 3% de la producción mundial

Compañías como Johnson&Johnson, Novartis o Pfizer han instalado plantas de producción en el país caribeño gracias a los incentivos fiscales aprobados por el Gobierno puertorriqueño.

Albert Cadanet

24 jun 2019 - 04:55

Puerto Rico, un paraíso para las ‘farmas’: el país engloba un 3% de la producción mundial

 

Barceloneta es una localidad de 25.000 habitantes situada al norte de Puerto Rico. Tras sufrir una profunda crisis anterior a la década de los 60, el municipio consiguió reflotar su economía gracias al cultivo de piñas, ganándose el apodo de “Ciudad de las piñas”. El mote ha pervivido, pero la actividad agrícola ha pasado a un segundo plano. Los campos destinados a esta fruta tropical han dado paso a gigantes de la industria farmacéutica como Pzifer, AbbVie y Abbott.

 

La ciudad de Barceloneta es la viva imagen de un país que ha conseguido atraer a la industria farmacéutica y convertirse en uno de los mayores exportadores del mundo. Puerto Rico es el séptimo mayor productor de medicamentos de la Tierra, superando a países de la talla de India, Italia o Brasil. De hecho, el estado caribeño concentra un 3% de la fabricación a escala global, según los últimos datos publicados por el informe Top 100 Global Manufacturing Companies, elaborado por Euromonitor Internacional.

 

La importancia del sector farmacéutico en la economía puertorriqueña es vital. La grandes farma generan cerca del 25% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, emplean a 18.000 trabajadores de forma directa y pagan cerca de 3.000 millones de dólares (2.500 millones de euros), más de un tercio de los ingresos que genera la Administración de la isla.

 

 

El vínculo entre Puerto Rico y la industria farmacéutica empezó en 1976, bajo el mandato de Rafael Hernández Colón. El gobernador puertorriqueño logró el establecimiento de la Sección 936 al Código de Rentas Internas de Estados Unidos, una medida para fomentar el desarrollo industrial de la isla. Esta disposición eximía a las corporaciones del pago de impuestos sobre aquellos productos fabricados en Puerto Rico y comercializados a Estados Unidos.

 

Por otra parte, la definición de la isla como país también ha motivado la entrada de grandes compañías del sector farmacéutico. “Puerto Rico es un estado libre asociado a Estados Unidos, un hecho que permite movimiento de bienes, servicios y personas”, comenta Josep Lladós, profesor de economía y empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “El mercado interno de Puerto Rico es débil y el país necesita abrirse al exterior para crecer; aprovechando esta condición, pueden penetrar en el mercado estadounidense sin ningún impedimento”, añade este experto.

 

A pesar de todo, el Ejecutivo caribeño ha eliminado gradualmente estos incentivos, un cambio que ha comportado el cierre de varias plantas en la isla. Teva protagonizó uno de los últimos, tras anunciar en 2018 que reubicaría su producción en Florida. Novartis o Pfizer también protagonizaron cierres durante estos últimos años.

 

 

Puerto Rico ha conseguido generar grandes ingresos gracias a la industria farmacéutica, pero su estrategia también ha podido penalizarla. “Las empresas con alto valor tecnológico también demandan una gran calidad en los servicios y la infraestructura”, comenta Lladós. “Para invertir en infraestructura necesitas recaudar impuestos; si los tipos impositivos son muy reducidos, la economía tiende a una situación deficitaria”, apunta este profesor de la UOC.

 

Precisamente este es uno de los motivos que han llevado a Puerto Rico a una profunda crisis fiscal. Y en medio de este escenario, la actividad de la industria farmacéutica en el país también pasa por una desaceleración. Según los datos de Euromonitor, la producción del sector farma en el estado caribeño cayó más de un 1,3%, una situación que únicamente comparte con Turquía.