Entorno

Sputnik: la vacuna rusa, en jaque por las restricciones

Aunque la mayoría de las sanciones impuestas por Occidente excluyen al sector farmacéutico y sanitario, una fábrica en Alemania ya ha paralizado la producción de la vacuna y está por ver cómo evolucionará la distribución.

A. Escobar

7 mar 2022 - 04:56

Sputnik: la vacuna rusa, en jaque por las restricciones

 

El impacto de la guerra alcanza también al sector sanitario. Los problemas logísticos y las restricciones impuestas por Occidente amenazan la producción y distribución de la vacuna Sputnik, la primera desarrollada contra el Covid-19, anunciada a bombo y platillo en el verano de 2020.

 

La vacuna rusa es minoritaria: no está aprobada ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Solamente Rusia, Turkmenistán y Uzbekistán han autorizado totalmente la vacuna. Después hay otros países, en total se contabilizan 71, que la han autorizado en caso de emergencia o para viajar. Entre ellos se encuentran Argentina, Bolivia, Serbia, Argelia, Palestina, Venezuela, Paraguay, Turkmenistán, Hungría, Emiratos Árabes Unidos, Irán, República de Guinea, Túnez, Armenia, México, Nicaragua, Líbano, San Marino, Ghana y Maldivas.

 

Sputnik V es la primera vacuna registrada a escala mundial basada en una plataforma bien estudiada de vectores adenovirales humanos. La vacuna lleva el nombre del primer satélite espacial soviético. La eficacia de la vacuna es del 97,6%, según resultados de análisis de datos sobre la incidencia del coronavirus entre los rusos vacunados con ambos componentes del fármaco y recoge la propia página web del fabricante.

 

El principal valedor de la vacuna es el fondo soberano de Rusia (Rdif, por sus siglas en inglés), que apoya su desarrollo por parte del Centro Nacional Gamaleya de Investigación Epidemiológica y Microbiológica y ha invertido también en la producción a gran escala de la vacuna por parte de sus empresas participadas. Rdif fue creado en 2011 para coinvertir principalmente en Rusia, juntamente con prominentes inversores institucionales internacionales. El fondo actúa como catalizador para la inversión directa en la economía rusa.

 

 

 

 

 

Con el transcurso de los días, han llegado los primeros problemas para Sputnik. El estado federado alemán de Baviera ha tomado la decisión de bloquear la producción del desarrollo de la vacuna rusa, incluso si es aprobada por la EMA.

 

El año pasado, el Ministerio de Salud de Baviera firmó una carta de intención con el Rdif para comercializar la vacuna, para comprar 2,5 millones de dosis de Sputnik V una vez que fuera aprobada por la agencia europea. También hay países que la rechazaron, como es el caso de Sudáfrica, que tomó esta decisión a finales del año pasado por motivos vinculados con el repunte del VIH.

 

La situación también se agrava en la cadena de suministro. La compañía Maersk, una de las principales navieras del mundo, anunció la semana pasada la suspensión temporal de todo el transporte de contenedores marítimos a Rusia y desde Rusia.

 

Asimismo, la Comisión Europea, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido anunciaron hace escasos días en un comunicado conjunto un paquete de sanciones a Rusia que incluía su exclusión de algunos bancos rusos del sistema de mensajería para transferencias bancarias Swift.

 

La vacuna ya había incumplido sus expectativas antes del estallido de la guerra. De los 500 millones de vacunas que prometía exportar Rusia de Sputnik V y Sputnik light, esta última monocomponente, según sus propios datos sólo ha distribuido un 10%, achacando problemas en la producción y la entrega.

 

 

 

¿Qué sucede ahora con la vacuna?

La guerra cambia por completo el escenario. Para Jaime del Barrio, asesor de salud y lifesciences en EY, “es previsible” que la situación actual de conflicto bélico agrave más la situación en todos los sentidos relativos a la vacunación, tanto a la producción y exportación como a la administración entre su propia población, pero “parece que todo esto ha pasado a un segundo lugar en el orden de prioridades”, explica el experto de EY a PlantaDoce.

 

Yolanda Puigrròs, socia del área de healthcare&life Sciences del despacho de abogados Roca Junyent, recuerda que las restricciones al comercio acordadas por la Unión Europea y por Estados Unidos no afectan a los productos para fines médicos o farmacéuticos, entre los que se encontraría la vacuna Sputnik. Para Puigrròs, muchos de los países que están adquiriendo la vacuna Sputnik no han adoptado medidas contra Rusia, por lo que podrán continuar adquiriéndola, “aunque se puede complicar el tránsito de la mercancía por operaciones de comprobación a su paso por jurisdicciones que sí han adoptado medidas de restricción o bien porque el flete se lleve a cabo por aeronaves rusas que tienen prohibido sobrevolar la Unión Europea y Estados Unidos”, apunta.

 

Para Puigrròs, esta situación conllevará quizás un retraso en el suministro por cuestiones operativas y logísticas, pero “no debería imposibilitar que la vacuna llegue a su destino comprometido”, añade.

 

Por su parte, Ángel Fernández, expresidente y director general de MSD en España, opina que “en principio Rusia podrá continuar con la fabricación de la vacuna y la podrá exportar a aquellos países con los que tenga relaciones comerciales”.

 

 

El Swift y China

Otro de las trabas para la vacuna es la exclusión de algunos bancos rusos del sistema Swift. Para la experta de Roca Junyent “no debe descartarse” que Rusia pueda implementar otros sistemas, como es el sistema de pagos interbancario internacional de China (Cips, por sus siglas en inglés), creado en 2015, o incluso la habilitación de pagos en criptomoneda, puesto que “ya estamos viendo operaciones de conversión de rublos a criptomonedas”, apostilla.

 

José Antonio Hernández, socio del departamento de healthcare de Crowe Spain, añade que Rusia ha llegado a acuerdos con Corea del Sur, China e India. En su opinión, “la estrategia de colaboración ya la estaban poniendo en práctica”.

 

Ángel Fernández entiende que hay mecanismos para que Rusia sea compensada económicamente por las exportaciones de la vacuna más allá de las limitaciones de los sistemas bancarios.