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Rubén Pío (Ccun): “Para acelerar la inversión clínica hay que apostar por la investigación traslacional”

El director de la división de cáncer del Centro de Investigación Médica Aplicada (Cima) de la Universidad de Navarra sitúa en la investigación traslacional la pieza esencial para el desarrollo de la investigación clínica en España.

Albert Berrocal

28 sep 2023 - 04:58

Rubén Pio (Ccun): “Para acelerar la inversión clínica hay que apostar por la investigación traslacional”

 

Rubén Pio es director de la división de cáncer del Centro de Investigación Médica Aplicada (Cima) Universidad de Navarra. A lo largo de su trayectoria ha participado en más de cuarenta proyectos de investigación y ha liderado dieciséis de ellos. Más allá de participar como responsable en diversos contratos de investigación con empresas, es co-inventor de siete patentes, dos de la cuales licenciadas. El directivo pone el énfasis en la necesidad de rediseñar los estudios clínicos para avanzar en los procesos de investigación, adaptándolos a las exigencias actuales. La gran apuesta debe hacerse, según Pio, en la investigación traslacional, el punto de convergencia entre la investigación básica y la aplicación clínica.

 

Pregunta: ¿Qué se está haciendo en España para impulsar la investigación clínica?


Respuesta: Si en España se dedica en investigación y desarrollo el 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB), en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) la cifra ronda el 3%. En el caso concreto de la investigación biomédica, que es el campo que a mí me compete, existe un plan nacional para el desarrollo de sus proyectos, pero creo que es fundamental mantener una política de investigación estable y duradera en el tiempo. Es cierto que en España la investigación preclínica (en forma de publicaciones, por ejemplo) está ampliamente reconocida a nivel internacional, y contamos con una enorme calidad en ensayos clínicos como resultado de la actividad ininterrumpida de nuestro sistema sanitario. Pero el gran reto se encuentra en el punto de convergencia entre la investigación básica y la aplicación clínica, y es aquí donde deberíamos invertir para poder materializar las políticas de investigación. Es lo que llamamos la investigación traslacional, la gran cuestión a promocionar y potenciar.

 

P.: ¿Cuánto tarda la investigación en ser efectiva?


R.: Depende del nivel al que empieces. Si el punto de partida es la investigación básica, el proceso es mucho más largo; si el origen es una investigación traslacional, en la que ya partes con los datos de conocimiento básicos, el tiempo se acorta. En cualquier caso, siempre estamos hablando de varios años porque el camino está lleno de fracasos. La investigación cada vez es más compleja, cada vez sabemos más y cada vez cuesta más avanzar. Estamos hablando de mucho dinero en inversión, muchos años de investigación que luego tienen que llegar a la fase clínica, que también tiene distintas fases de desarrollo, desde la evaluación a la demostración final. Estamos hablando, en muchos casos, de décadas.

 


P.: ¿Existe algún método para acelerar todo este proceso?


R.: Todo varía según el campo. Yo puedo hablar del mío, que es el del cáncer, donde es cierto que se están rediseñando los estudios clínicos para hacerlos más eficientes, adaptando las mejoras a las terapias actuales. Sin embargo, aunque que se están revaluando los procesos clínicos, el factor que aceleraría todo el proceso sería una investigación traslacional eficaz. Con ello, se pondría el foco en los problemas reales del paciente: la investigación se iniciaría en la cama del hospital con la pregunta clínica, que después se trasladaría al laboratorio y, en base a los conocimientos básicos, se desarrollaría un proyecto que tendría un retorno sobre el mismo paciente. Si conseguimos que este proceso sea eficiente podremos acelerar los procesos y acertaremos más veces en la traslación de los conocimientos.

 


P.: ¿Es deficitaria la investigación en España?


R.: Si lo consideramos en términos económicos, sin duda. Lógicamente, hacer investigación es invertir. Yo trabajo en un centro de investigación privado, vinculado a la Universidad de Navarra, y aquí no ganamos dinero. Al contrario, lo perdemos. Y aunque no tenemos un modelo de negocio para nuestra investigación, estamos obligados a conseguir recursos para poder lanzar los proyectos. En definitiva, nuestro objetivo es generar conocimiento y nuestra vocación es ayudar a la sociedad. Dicho esto, no deja de ser cierto que, a largo plazo, la investigación sí que es rentable para la sociedad. En países donde se hace una gran inversión en investigación, siempre existe un retorno en cuanto a conocimiento o desarrollo de tecnologías.

 

P.: ¿De dónde salen, actualmente, los recursos para iniciar una investigación?


R.: El primer gran eje sería la financiación pública competitiva, a la que tiene acceso cualquier centro de investigación, sea privado o público. Un ejemplo sería el Plan Estatal de Investigación Científica del Instituto de Salud Carlos III. Otra rama sería la financiación internacional, también de carácter público, materializada fundamentalmente en las ayudas de la Unión Europa (UE). Otro punto fundamental es la financiación privada de entidades filantrópicas, como la Fundació la Caixa, y los contratos y proyectos con empresas, sobre todo farmacéuticas, para el desarrollo y validación de mecanismos y compuestos. El último punto esencial, donde creo que se podría hacer más, es el mecenazgo: donaciones privadas de gente que quiere que su dinero se dedique a la labor social de la investigación. Esto en España no está muy arraigado, y creo que con ciertas políticas que promocionasen esta actividad la gente se animaría más a participar en investigación.