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Zoom: Brexit, ¿y ahora qué?

De la sede de la EMA a las fábricas: las víctimas del Brexit en la industria ‘farma’

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) anunció en noviembre su traslado de Londres a Ámsterdam, mientras que multinacionales británicas como GSK o AstraZeneca están preparando la apertura de nuevas instalaciones fuera de Reino Unido.

Albert Cadanet

30 sep 2019 - 04:52

De la sede de la EMA a las fábricas: las víctimas del Brexit en la industria ‘farma’

 

El Brexit se lleva por delante algunas de las sedes más emblemáticas en Reino Unido. Tras la celebración del referéndum en que los ciudadanos británicos decidieron salir de la Unión Europea, organismos públicos y empresas privadas han decidido tomar cartas en el asunto y trasladar algunas de sus sedes para asegurar su estabilidad ante la incertidumbre.

 

El movimiento más destacado tuvo lugar en la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), el principal organismo que se encarga de autorizar la comercialización de medicamentos en la Unión Europea. Tras más de veinte años en Londres, el Consejo de la Unión Europea aprobó el traslado de este organismo a Ámsterdam en 2017.


Aunque el Brexit todavía no se haya materializado, la EMA ya ultima los detalles para su traslado definitivo. El organismo lleva cerca de medio año en un edificio temporal en la capital holandesa y tiene previsto instalarse en un nuevo edificio a partir de enero de 2020. Según las previsiones de la agencia, la construcción de este espacio finalizará en noviembre de este año.

 

 

El traslado de la EMA no sólo supone un cambio de sede formal, sino una reestructuración de toda su plantilla. De hecho, el regulador ha señalado varias veces que recortará su personal en un 25%, aproximadamente. La Agencia ha explicado que “no prevé alcanzar su plantilla anterior, la cual incluía a un gran número de colegas con contratos locales a corto plazo”. A finales de 2018, el regulador contaba con 901 empleados, una cifra que ha quedado reducida a 776 a cierre de junio.

 

Más allá de los organismos públicos, las farmacéuticas británicas también han aplicado medidas para no ver truncados sus planes de crecimiento. GlaxoSmithKline (GSK), la mayor compañía del sector con sede en Reino Unido en términos de facturación, fue una de las primeras en tomar cartas en el asunto.

 

Según Emma Walmsley, directora general de la empresa, “los planes de la compañía no pasan por una relocalización fuera de Reino Unido; no obstante, se está elaborando un plan de contingencia para asegurar la viabilidad de las plantas de producción”. En este sentido, el grupo ha señalado que este conjunto de medidas tendrán un coste mínimo de 70 millones de libras (79,2 millones de euros) durante los próximos dos años.

 

 

 

¿Qué impacto tiene el Brexit



para la industria farmacéutica?

 

 

 

 

AstraZeneca, la segunda mayor farmacéutica de Reino Unido, tampoco es una excepción. La empresa descartó llevarse su sede central a Gotemburgo (Suecia), un punto estratégico donde cuenta con más de 6.600 empleados. No obstante, anunció una inversión de 250 millones de euros para desarrollar un laboratorio de pruebas paralelo en Suecia y asegurar su posición en el mercado europeo.

 

De hecho, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ya recomendó en enero que las empresas con sede en Reino Unido abrieran otra nueva sede en un país de la UE “para seguir cumpliendo con la legislación”.

 

Pero los ejemplos van más allá de las empresas británicas. La estadounidense Pfizer anunció sus intenciones de cerrar su planta situada en Havant (al sur de Inglaterra) antes de 2020. Las instalaciones emplean a 270 personas y envasan más de 85 millones de productos al año. Los planes del grupo pasan por trasladar esta actividad a Puurs (Bélgica), aunque la compañía ha comentado que este movimiento no está relacionado con el Brexit.