La pandemia refuerza la prevención en salud pública con un incremento del gasto del 56,1% en 2020

España apostó por la prevención en sanidad en plena crisis del Covid-19. En 2020, el Sistema Nacional de Salud (SNS) destinó 3.811 millones de euros a los servicios de prevención y de salud pública, lo que supuso un incremento del gasto del 56,1% respecto a los datos del año anterior.

Durante el año del estallido de la pandemia, esta partida desagregada del gasto sanitario total fue la que experimentó un aumento más pronunciado, según consta en el informe Sistema de Cuentas de Salud publicado por el Ministerio de Sanidad este septiembre.

Por su parte, el desembolso total del SNS se elevó un 6,4% respecto a las cifras del año anterior, hasta alcanzar los 122.852 millones de euros. De esta partida, 90.317 millones de euros estuvieron financiados por el sector público, mientras que 32.535 millones de euros provenían del sector privado.

Durante el lustro de 2016 a 2020, la media anual de crecimiento del gasto sanitario total fue de un 5%. El desembolso público se incrementó un 5,7%, mientras que el privado aumentó un 3,1%. Además, entre 2016 y 2020, la participación del gasto público en el total subió dos puntos, pasando de concentrar el 71,5% en 2016, al 73,5% en 2020.

Por otro lado, la inversión desagregada en los servicios de asistencia curativa y de rehabilitación alcanzó 70.429 millones de euros, lo que supuso más de la mitad (57,3%) del desembolso total del en salud.

Le siguen en importancia el gasto en productos médicos dispensados a pacientes ambulatorios, con un 20,6%; el gasto en servicios de atención de larga duración, con un 8,8%; y el gasto en servicios auxiliares de atención de la salud, que supuso un 5% del gasto sanitario total.

En relación con la población, el desembolso sanitario total pasó de 2.176 euros por habitante en 2016, a 2.594 euros por habitante en 2020, lo que supuso un incremento anual medio del 4,5%.

Respecto a niveles administrativos, las comunidades autónomas fueron el agente que soportó una mayor carga en la financiación sanitaria pública, con una participación del 91,8%. Por su parte, la seguridad social contribuyó al 5% en el gasto sanitario público, mientras que el menor peso recayó sobre las administraciones locales, con un 0,9% del desembolso total.