Entorno

La sanidad, ‘inmune’ a la escalada de precios de 2022

En lo que va de año, el IPC del sector sanitario registró alzas entre el 0,9% y el 1,3%, mostrando una tendencia claramente alejada de la media del resto de sectores. En marzo, el indicador general llegó a rozar las dos cifras con una subida del 9,8%.

J. Vera

13 jun 2022 - 04:56

La sanidad ‘va a la suya’ y se mantiene al margen de la subida de precios de 2022

 

El sector de la salud sigue ajeno a la subida de precios generalizada y mantiene la leve tendencia alcista estrenada con el estallido de la pandemia en marzo de hace dos años. En mayo, el Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó 7,5 puntos porcentuales por debajo del índice general, que rebotó hasta el 8,7%, cuatro décimas más que en abril.

 

Para encontrar un mes en el que cayeran los precios de los servicios de salud hay que remontarse a diciembre de 2016, cuando cayeron un 0,1%. Desde entonces, las alzas se han mantenido moderadas oscilando entre el 0%, mínimo registrado en 2018, y el 1,3%, el máximo de la serie histórico anotado en abril de 2021.

 

En lo que va de año, el IPC del sector sanitario ha registrado alzas entre el 0,9% y el 1,3%, mostrando una tendencia claramente alejada de índice general, que se ha disparado por el auge de los precios de la energía y las materias primas. En marzo, este llegó a rozar las dos cifras con una inflación del 9,8%, mientras que este mes se situó en el 8,7%.

 

Aun así, el incremento de precios del sector es heterogéneo en función de cada Comunidad Autónoma. En mayo, las cuatro regiones donde se incrementaron más los precios fueron Baleares (2,1%), Galicia (2%), Comunidad Valenciana (1,8%) y Madrid (1,8%).

 

 

 

 

Por otro lado, las comunidades donde el incremento fue menor, o inexistente en un caso, fueron Asturias (0%), Extremadura (0,1%) y País Vasco (0,2%), según se desprende de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.

 

Durante los últimos veinte años, el IPC del sector de la salud sólo superó el 5% entre julio de 2012 y julio de 2013. La inflación no se debió a presiones del mercado, sino a la subida de precios de los medicamentos y otros productos farmacéuticos.

 

Esta escalada en los precios fue consecuencia de los cambios en las normas de copago. La modificación legislativa estableció que la aportación del usuario sería proporcional a su nivel de renta.