Entorno

Precios más bajos y un tope anual de gasto, la estrategia de Biden para sostener la sanidad

Desde la década de 1970, cada vez que el gasto estadounidense medio en salud ha superado el crecimiento de la economía, como ocurre en la actualidad, el país ha ejecutado reformas en la industria sanitaria.

A. Martínez

7 nov 2022 - 04:59

Precios más bajos y un tope anual de gasto, la estrategia de Biden para sostener la sanidad.

 

Estados Unidos reestructura su sistema sanitario. Con la inflación desbocada y ante los fantasmas de recesión que recorren el mundo, el Gobierno estadounidense ha sacado adelante la Ley de reducción de la inflación, un paquete de reformas que aborda la problemática de la accesibilidad de la atención médica en el país.

 

La aceleración de los costes de la atención médica, derivados de la inestabilidad económica, ha provocado una intervención fiscal por parte del Ejecutivo de Biden en el sector salud, que ha centrado su reforma en tres principales ejes: reducción en los precios de determinados medicamentos, un tope anual de gasto para los ciudadanos y créditos fiscales para que más empresas ofrezcan seguros médicos.

 

En primer lugar, la ley autoriza a Medicare, el programa de seguro médico público de Estados Unidos, a negociar los precios de diez medicamentos con los fabricantes, con el objetivo de reducir el coste de los fármacos. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estima que esta disposición provocará un ahorro a Medicare de hasta 100.000 millones de dólares en los próximos diez años.

 

 

Por otro lado, Biden ha apostado por establecer un tope anual de gasto en medicamentos recetados por Medicare de 2.000 dólares anuales. La legislación también limita los gastos de la insulina en 35 dólares anuales, con el objetivo de alivia la economía de los más de dos millones de estadounidenses dependientes de esta medicina.

 

Por último, Estados Unidos ha establecido un nuevo sistema de créditos que busca que más empresas puedan ofrecer seguros médicos a sus empleados, que tendrá vigencia hasta 2025. Según el Ejecutivo, alrededor de trece millones de estadounidenses ahorrarán un promedio de 800 dólares al año con esta medida.

 

Según el informe The gathering storm: The uncertain future of US healthcare realizado por McKinsey, el gasto estadounidense de salud crecerá un 7,1% en los próximos cinco años, superando el crecimiento de la economía del país. En 2023, el gasto en salud superará en casi seis puntos porcentuales el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), lo que puede llegar a provocar presión sobre la accesibilidad, que, junto a la alta inflación, la escasez de personal y los fantasmas de recesión técnica obligan al Gobierno a ajustar cuentas y tomar medidas.

 

 

Los ciudadanos, que tienen una capacidad limitada para absorber esta posible aceleración de los costes, demandan un incremento de las ayudas por parte del país. En 2021, la media de gasto familiar en sanidad fue de entre 8.000 dólares y 12.000 dólares, unas cifras que, según el citado informe, “hasta ahora limitaban el ahorro promedio de los ciudadanos, pero con las condiciones macroeconómicas actuales ponen en peligro la capacidad de pago de las familias”.

 

Desde que en la década de 1970 Estados Unidos sufrió una desaceleración económica bajo el mandato de Nixon, el país ha ejecutado reformas en la industria sanitaria cada vez que una crisis ha asolado la economía. Tras el estallido de la pandemia del Covid-19, el Gobierno de Estados Unidos ya intentó aplacar las consecuencias de la desaceleración económica en la salud, con el programa Build Back Better. Entonces, se destinaron 200.000 millones de dólares en subsidios de seguro médico para sostener los gastos de los ciudadanos.