Opinión

La innovación, el motor de éxito de las farmacéuticas

María López

20 may 2021

La innovación, el motor de éxito de las farmacéuticas

 

El Covid-19 ha reforzado la importancia de la innovación, que no sólo crea valor, sino que también promueve la resiliencia y genera ventajas competitivas. Las farmacéuticas representan uno de los mejores ejemplos de cómo empresas innovadoras han recogido los frutos de su inversión en innovación en el contexto de crisis actual, generando valor tanto para sus accionistas como en términos de impacto social.

 

La conmoción generada por el Covid-19 alteró el sector sanitario de manera repentina, dejando patente las graves brechas entre distintos sistemas sanitarios y la importancia de la equidad, la vulnerabilidad de las cadenas de suministro, la aceleración de los ecosistemas digitales y la necesidad de transformación de la atención sanitaria.

 

La innovación es clave para poder navegar y adaptarse a este panorama cambiante, y así lo ha demostrado la industria farmacéutica. Sujeta a estrictos requisitos de calidad y procesos de aprobación, con rígidas metodologías de trabajo que derivan en largos plazos para el desarrollo y la comercialización de fármacos, desde el inicio de la pandemia se lanzó a la carrera para fabricar nuevos medicamentos, pruebas de diagnóstico rápido y vacunas en un tiempo récord. Gracias a la aplicación de métodos novedosos, como la tecnología de ARNm, empresas como Moderna o la colaboración de BioNTech y Pfizer han logrado desarrollar vacunas de secuencia genómica en menos de un año, acortando drásticamente un proceso que tiene una duración media de entre cuatro y siete años.

 

 

 

 

Este esfuerzo se ha visto gratamente recompensado. Boston Consulting Group (BCG) publicó recientemente su informe anual dedicado a la innovación Most Innovative Companies 2021: Overcoming the Innovation Readiness Gap, en el que desvela el ránking de las 50 empresas más innovadoras. Este año, aunque sigue liderado por los gigantes tecnológicos y de software (Apple, Alphabet, Amazon, Microsoft y Tesla) como es tradición en los tres lustros que se lleva realizando, las farmacéuticas han obtenido magníficos resultados, con nueve en la lista, seis más que el año pasado, y con tres de ellas clasificándose por primera vez (Abbott Labs, Moderna y AstraZeneca).

 

Pfizer, por ejemplo, en el puesto número 10 de este ránking, ha sido un claro referente de innovación este año, en colaboración con BioNTech, no sólo ha rebajado el tiempo de innovación para encontrar una vacuna para el Covid-19, sino que además ha acelerado la capacidad de producción para proporcionar y distribuir las vacunas a escala mundial. Por su parte, Abbott Labs y Bosch (número 29 y 30, respectivamente) fueron de los primeros en movilizarse para desarrollar tests y equipamiento para la Covid-19.

 

Desde que comenzó la pandemia, se ha visto cómo la innovación ha escalado puestos entre las prioridades de los líderes de las organizaciones. Casi la mitad de las empresas (49%) se clasifican dentro de lo que el informe de BCG califica como “innovadores comprometidos”, es decir, que identifican la innovación como una de las tres prioridades de sus consejeros delegados y respaldan su ambición con inversiones. Más del 60% de las empresas prevén aumentar su inversión, un tercio de ellas de manera significativa. Esto es así en sectores a los que la pandemia ha golpeado duro, como el turismo o el transporte (en el que el 58% tienen previsto aumentar su inversión), pero también en industrias en las que el impacto ha sido menor, como las farmacéuticas o las empresas de software (el 64% incrementará su inversión).

 

 

 

 

 

No obstante, el compromiso y la inversión no bastan, para generar valor real, las empresas deben estar preparadas. El 31% de las empresas citan como el principal obstáculo para un mayor retorno de su inversión en innovación una colaboración poco eficiente entre sus equipos de marketing y sus equipos de investigación y desarrollo (I+D). Entre las farmacéuticas el porcentaje sube al 42%.

 

Cabe hacer notar que cada vez más a menudo están surgiendo ecosistemas de innovación en los que colaboran el sector público, biofarmacéuticas, empresas de tecnologías médicas y tecnológicas para abordar retos de gran envergadura. Uno de ellos es el proyecto mundial de colaboración ACT (por sus siglas en inglés), lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros colaboradores en abril de 2020, destinado a acelerar el desarrollo y la producción de nuevos medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas para hacer frente al Covid-19, así como a garantizar el acceso equitativo a los mismos.

 

A la vista de estos excelentes resultados, fruto de la innovación y la colaboración, parece lógico para el sector farmacéutico y sanitario aprovechar este impulso y, continuar con su innovadora respuesta frente al Covid-19, a la par que desarrolla nuevas iniciativas para reposicionarse y rediseña sus organizaciones para afrontar con éxito la nueva realidad postpandemia.

María López

María López

María López es socia de Boston Consulting Group. Basada en la oficina de Madrid pertenece a los equipos de Healthcare y People&Organization, es miembro de la Red de científicos Healthcare de BCG, y lidera en España la inciativa Women@BCG.

 

María trabaja principalmente el sector de Healthcare apoyando a compañías a abordar sus desafíos más críticos en los negocios (estrategia, ventas y acceso al mercado) y en la organización (transformación digital, diseño, cultura, liderazgo, nuevas formas de trabajo y gestión del cambio).

 

María es licenciada en Químicas y doctora en Química Organometálica. Antes de unirse a BCG, María impartía clases en la Universidad Heriot-Watt y ha sido autora de diversas publicaciones científicas.