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Especial 2020: el negocio de la salud en el año del Covid-19

Beatriz González-López (Expresidenta de Sespas): “Uno de los riesgos del Covid-19 es que con la lluvia de dinero se decida alegremente”

La catedrática de Economía de la Universidad de Las Palmas y expresidenta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria destaca que se deben aprovechar los fondos de la Unión Europea para crear un ente en economía de la salud y apostar por sectores que tengan alta productividad de valores, como el sanitario.

David Punzano

23 dic 2020 - 04:58

Beatriz González-López (Expresidenta de Sespas): “Uno de los riesgos del Covid-19 es que con la lluvia de dinero se decida alegremente”

 

 

Como cada año, PlantaDoce.com realiza en las últimas semanas de diciembre un repaso a los últimos doce meses en el negocio de la salud, marcados por el impacto de la pandemia del Covid-19. Análisis macroeconómico de España y el mundo, recorrido por los fenómenos sociales que ha provocado el coronavirus y un recorrido por el impacto en las principales empresas del sector forman el Especial 2020: el negocio de la salud en el año del Covid-19.

 

 

 

 

Pregunta: ¿Qué nota le pone al sistema sanitario español?

Respuesta: No me gusta poner nota. El sistema sanitario español tiene grandes ventajas. La primera es que es un sistema de cobertura universal y que bebe de financiación pública, lo que le convierte en un elemento de cohesión social muy importante. Es el gran logro del estado de bienestar en España. El modelo es bueno, pero la atención primaria ha quedado relegada presupuestariamente. A raíz de la crisis de 2008, ha habido un deterioro de los recursos del sistema sanitario público. Como contrapunto, la red privada ha tenido mucho auge en esta última década.

 

P.: ¿Cómo se puede mejorar sistema sanitario?

R.: Un elemento clave es tener una Autoridad Independiente de Evaluación de Prácticas y Políticas Sanitarias. Por otro lado, una parte importante del gasto sanitario no aporta valor terapéutico. O bien, porque se utiliza para actividades que no son efectivas o porque el valor terapéutico es menor relacionado con el coste.

 

P.: ¿Cree que la respuesta por parte del Ministerio de Sanidad acerca esta iniciativa será positiva?

R.: Este ente en economía de la salud lo llevamos pidiendo décadas. Ahora es una oportunidad de oro porque van a llover fondos de la Unión Europea como nunca ha ocurrido en la historia reciente. Estos fondos estarán condicionados a programas que cumplan una serie de criterios, entre ellos que el sistema económico vaya hacia cotas más altas de sostenibilidad, digitalización, productividad de los factores, etc. El programa Next Generation está hecho a medida para impulsar este proyecto.

 

 

 

 

P.: ¿Qué fortalezas del sistema sanitario español han destacado durante la crisis sanitaria?

R.: Ha destacado el liderazgo clínico y la capacidad de respuesta rápida en hospitales. Ha habido una enorme actividad para buscar soluciones flexibles y rápidas a problemas nuevos e inciertos. Algunos hospitales cambiaron en muy poco tiempo la organización y sus circuitos. A pesar de no tener el espíritu planificador de otros países europeos, tenemos la capacidad de afrontar retos nuevos con soluciones flexibles.

 

P.: ¿Cómo se puede mejorar la relación entre el sistema sanitario y las residencias?

R.: En esto se está trabajando mucho. En parte, es otra de las responsabilidades de atención primaria. Las residencias no son depósitos de ancianos y la atención primaria tiene un papel importante. Se debe mejorar la relación entre las residencias y el sistema sanitario e integrar mejor.

 

P.: ¿La colaboración público-privada del sistema sanitario en España era la óptima para afrontar una pandemia?

R.: La colaboración público-privada en España es muy heterogénea entre comunidades autónomas. Hay diecisiete sistemas de salud y, por ejemplo, el de la Comunidad Valenciana no tiene nada que ver con el de Canarias. La colaboración público-privada ha tomado distintas alternativas a lo largo de los últimos decenios. Es difícil definir la colaboración óptima. En la última década, ha habido un aumento espectacular de la actividad de la red privada. Estamos en un momento de transición del sistema sanitario, en el que el sector privado se está abriendo paso a codazos.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo se puede ver afectada esta relación tras la crisis sanitaria?

R.: Con el Covid-19, uno de los principales problemas es el incremento de las listas de espera de la red pública. Durante el confinamiento, todo el sistema sanitario público estaba volcado en el Covid-19 y los otros enfermos no acudieron al sistema sanitario. El aumento de las listas de espera implica que los pacientes acaban en la red privada. La gente acude a la red privada y esto sucede, en parte, porque la red pública no satisface sus necesidades.

 

P.: ¿Es eficiente una gestión de una crisis sanitaria con diecisiete políticas sanitarias diferentes?

R.: No, una de las lecciones aprendidas de la pandemia es que necesitamos un sistema sanitario mucho mejor coordinado del que tenemos. La gobernanza del sistema no es adecuada. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España no es un órgano ejecutivo. De alguna manera, se debería votar por ponderación según la población, pero se evita. En la actualidad, se buscan acuerdos por consenso y esto nos lleva al máximo común denominador, acuerdos de mínimos, en los que todos están de acuerdo. El Centro Estatal de Salud Pública debe ser el ente que coordine la inteligencia en salud pública y coordine mejor las intervenciones en crisis, que requieren de medidas conjuntas.

 

P.: ¿Qué modelo sanitario europeo debería coger de referencia España?

R.: Alemania es un país muy descentralizado, como el nuestro, y no hay problemas de gobernanza. Canadá es otro ejemplo, un país descentralizado y que había vivido una crisis de pandemia anterior en 2003.

 

P.: ¿El sector privado está demasiado atomizado o todo lo contrario?

R.: El sector privado está en un proceso de concentración empresarial claro. Hay un proceso importante de fusiones y absorciones de empresa. Hace veinte o treinta años estaba atomizado. Tradicionalmente, el típico modelo de la sanidad privada en España eran sociedades familiares y de ámbito local. Algunas de estas familias fueron creciendo y comprando pequeñas clínicas.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo evalúa el papel de la Unión Europea y la coordinación entre los países contra el Covid-19?

R.: No muy bien. La Unión Europea como estructura política falló bastante en la coordinación. En los primeros meses éramos los países del sur los más afectados y parecía que no iba con los países del norte. Lo que ha hecho bien Europa ha sido la estrategia de vacunas, tomar las riendas y hacer contratos de riesgo compartido con las farmacéuticas que tenían ensayos clínicos en marcha.

 

P.: ¿Ha demostrado la pandemia que faltan buenos líderes y gestores en el ámbito sanitario español?

R.: Al contrario, la pandemia ha destacado buenos gestores. Ha sacado lo mejor de nosotros mismos y ha erigido líderes para gestionar situaciones muy inciertas. También habrá habido algún mal líder o gestor, pero mi impresión en general es buena.

 

P.: ¿Qué piensa del Hospital Enfermera Isabel Zendal?

R.: El centro de Ifema hacía falta en el momento que se impulsó porque se estaba llegando a un colapso en la sanidad pública y estas medidas se gestionaron bien. En un tiempo sabremos el resultado de hospitales como el Isabel Zendal. El problema es que se necesitan más profesionales sanitarios, no hay en paro y han tenido que cogerlos de otros centros.

 

P.: ¿Qué le parece el sistema de adjudicación de los productos y servicios sanitarios?

R.: No hubo más remedio que las adjudicaciones de carácter urgente. Si no hubiéramos comprado por este procedimiento, en julio hubiéramos estado esperando el primer suministro. El procedimiento habitual tiene garantías de formalidad, pero no sirve para situaciones de emergencia. Hemos podido acceder a recursos que eran imprescindibles, aunque habrá que hacer una auditoría posterior. El mercado era muy salvaje y el precio del mercado era diez veces mayor que en una situación normal.

 

 

P.: ¿Se debería establecer un plan estratégico para regular la intervención del Gobierno de España de los recursos privados para próximas crisis sanitarias?

R.: Es una buena idea. La relación público-privada necesita más transparencia y reglas más claras. También en planes de catástrofes, con un plan de emergencia para futuras pandemias.

 

P.: ¿Falta financiación, tecnología o gestión para que el sistema sanitario avance?

R.: Falta de todo. La digitalización es imparable. La telemedicina es una parte muy pequeña de la digitalización de la sanidad. La digitalización es el intercambio de grandes bases de datos que permitirá avanzar en numerosos sentidos. La pandemia es un antes y después para la digitalización. Uno de los riesgos es que con la lluvia de dinero se decida alegremente acometer cualquier cosa. Se debe apostar por proyectos en cuanto al valor que aporten. Estoy convencida que la sanidad va a tener un acelerón importante en los próximos cinco años.

 

P.: ¿Hasta qué punto ha demostrado la pandemia que se debe reforzar económicamente el sistema sanitario?

R.: Es una de las enseñanzas que nos ha quedado claro a todos. Si quieres tener una buena sanidad, necesitas gastar mejor e inyectar recursos al sistema. Con la pandemia, la sanidad ha pasado al primer plano de la agenda política. Se deben acometer proyectos de innovación y renovación. También en otros sectores que tengan alta productividad de valores. Tenemos que dejar de ser un país de camareros y albañiles. El impacto del Covid-19 en España ha sido mayor por la distinta configuración de los sistemas productivos. En España cierran los bares y hay una huelga general.

 

 

 

 

P.: ¿Qué tres decisiones de política sanitaria tomaría si fuera ministra de Sanidad?

R.: Lo primero que haría sería crear la Autoridad Independiente de Evaluación de Prácticas y Políticas Sanitarias. También hubiera tomado la decisión de crear el Centro Estatal de Salud Pública, puesto en marcha recientemente por el Ministerio de Sanidad, y haría una clara apuesta por la atención sanitaria como eje del sistema.

 

P.: ¿Cuál debe ser el papel de los sindicatos en el desarrollo del sistema sanitario?

R.: En la sanidad pública, la reglamentación de recursos humanos se basa en el estatuto. Es una mezcla hecha para profesionales sanitarios entre el régimen de funcionarios y, por otra parte, los convenios colectivos con su negociación sindical. Tener plaza en propiedad es una expresión que me rechina. No podemos seguir así, porque los centros públicos no pueden competir con la sanidad privada. La sanidad pública no tiene los recursos humanos equivalentes por el régimen estatuario y las presiones de los sindicatos. Creo que habría que repensar el marco laboral en sanidad en España, ya que está demasiado cerca del funcionariado.