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Francesc Arrufat (Clúster Salut Mental): “Hay una infrafinanciación histórica en salud mental”

El presidente del Clúster de Salut Mental de Catalunya considera que a raíz del Covid-19 se ha despertado el interés por las enfermedades de salud mental y que cada vez se observan más iniciativas y proyectos empresariales.

Francesc Arrufat (Clúster Salut Mental): “Hay una infrafinanciación histórica en salud mental”
Francesc Arrufat (Clúster Salut Mental): “Hay una infrafinanciación histórica en salud mental”
Francesc Arrufat, presidente del Clúster de Salut Mental de Catalunya

A. Escobar

18 dic 2023 - 05:00

Francesc Arrufat es médico especialista en psiquiatría, con amplia formación en gestión sanitaria, en centros como Esade e Iese. Actualmente, es el director gerente del Institut Pere Mata y también ha sido director de Psiquiatría y Salud Mental del Consorci Hospitalario de Vic, además de ser el presidente de Clúster Salut Mental de Catalunya desde hace tres años. Arrufat sostiene que “se han desarrollado redes en pro de la mejora de la salud mental”, pero que Educación, Trabajo y Servicios Sociales deben tenerla en cuenta.

 

Pregunta: ¿Qué diagnóstico hace de la salud mental en España?

 

Respuesta: Tenemos un grave problema de salud mental y de bienestar emocional. Esta preocupación viene de antes del estallido de la pandemia, momento en el que ya teníamos datos que indicaban que una de cada cuatro personas a escala mundial sufre y sufrirán problemas o trastornos mentales en el futuro. A raíz del Sars-Cov-2 aparecieron nuevos casos como trastornos de ansiedad en adolescentes y adultos jóvenes e intentos de suicidio. 800.000 personas se suicidan cada año a escala global y es la segunda causa de muerte entre la población más joven. Han aumentado los trastornos de conducta alimentaria y el malestar emocional; este último ha venido para quedarse. Aspectos de tipo socioeconómico y de estilo de vida son los que nos han llevado a esta situación. En 2017, en Cataluña, por ejemplo, hubo una inversión importante en servicios de salud mental y se ha notado. Pero la demanda es creciente y eso hace que el sistema sea insuficiente.

 

P.: Sólo en Cataluña existen alrededor de 770 empresas del ámbito de la salud mental. ¿El sector es realmente muy joven?

 

R.: El tejido es joven. Este número incluye el sector de la autonomía, envejecimiento y de salud mental, así que específicamente de salud mental existen poco más de 250 compañías. Es una industria muy joven y, por poner un dato general y para situar bien dónde estamos, los primeros fármacos para trastornos mentales aparecieron en 1954. El bagaje es pobre y cuando no había tratamientos, existían los psiquiátricos, los llamados loqueros. Ahora se ha conseguido que las personas hagan vida en comunidad y se han desarrollado redes en pro de la mejora de la salud mental. Educación, Trabajo y Servicios Sociales deben tener en cuenta la salud mental.

 

P.: ¿El Covid-19 ha impulsado el sector de la salud mental? ¿Dónde está el techo de esta industria?

 

R.: Esta industria no tiene techo. El Covid-19 ha impulsado la salud mental porque ha puesto de manifiesto necesidades básicas. Hay una infrafinanciación histórica en este sector. Si quieres abordarla desde un punto de vista comunitario, hay que tener en cuenta que no consiste únicamente en tratar al enfermo, sino de llevar a cabo actividades inclusivas y de diversidad, de abordar la adicción a la tecnología, la soledad no deseada, afrontar la realidad inmersiva… La salud mental no entiende de un modelo donde prima un médico tirano, sino que el paciente debe estar en el centro y participar en el proceso de su tratamiento.

 

 

 

P.: ¿Se espera que afloren empresas emergentes en el ámbito de salud mental en los próximos meses?

 

R.: Es una realidad y se espera que vaya creciendo. Aparecen empresas especializadas en disfagia, realidad inmersiva para tratar fobias y compañías dedicadas a la telemedicina.

 

P.: ¿Qué papel juega la Administración en la creación y apuesta por el tejido empresarial en salud mental?

 

R.: La Administración juega su papel, pero el sector se nutre también de proveedores y residencias privadas. Debe haber buena relación y colaboración público-privada para que aparezcan nuevas investigaciones e ideas innovadoras.

 

P.: ¿Cuántos clústeres de salud mental hay en España? ¿Hace falta crear más?

 

R.: Sólo existe el nuestro registrado, por lo menos que tengamos constancia. Cataluña siempre ha sido muy vanguardista en la creación de clústeres. El proyecto apareció en Sant Boi de Llobregat (Barcelona), que tiene dos hospitales psiquiátricos y una gran tradición en salud y servicios de atención a la salud mental. Sería lógico que aparecieran otros clústeres en España, porque se crea innovación provocando que exista un ecosistema y potencia el desarrollo y competitividad de nuevas empresas.

 

 

 

 

P.: ¿El sector necesita de la parte asociativa para despegar?

 

R.: No es imposible despegar, pero cuando comparas las empresas que forman parte de un clúster con aquellas que no, ves cuáles tienen mayor desarrollo y competitividad. Hay que crear esas herramientas que te permitan mejorar.

 

 

P.: ¿La falta de clústeres se debe a un problema de recursos o financiación?

 

R.: Se acaban financiando con las cuotas de los asociados y las ayudas o las convocatorias a las que nos presentamos como clúster. Es necesario huir del individualismo y tener ganas de asociarse y colaborar. No somos un lobby, para eso ya están las patronales.

 

P.: ¿Existe un pacto a favor de la salud mental que os contente?

 

R.: En los últimos años ha habido un esfuerzo de la Generalitat de Catalunya en trabajar la prevención y la promoción de la salud mental. Veo que hay documentos escritos y líneas estratégicas a seguir y el colofón ha sido la creación del Pacte Nacional de la Salud Mental. Ha sido un movimiento atrevido, de coraje y veremos cómo se lleva a nivel operativo.

 

P.: Este año habéis cumplido una década como institución. ¿Cómo valoráis estos años y cuáles son los retos a futuro?

 

R.: Estamos enfocados en el living lab, un laboratorio con el que detectamos problemas como el envejecimiento activo y el deterioro cognitivo, entre otros aspectos. También elaboramos decálogos para abordar trastornos y ello nos lleva a un caldo de cultivo de colaboración público-privada para que se aborden problemáticas y se desarrollen iniciativas. También queremos fomentar la formación entre profesionales, con cursos específicos, y a empresas, para hablarles de la salud emocional de los trabajadores.