Entorno

Mutualidad y alta renta per cápita: las claves del modelo sanitario concertado en Cataluña

El volumen de personas aseguradas impulsó la creación de hospitales privados, que luego pasaron a ser gestionados por la Administración Pública.

Albert Cadanet

25 feb 2019 - 04:50

Mutualidad y alta renta per cápita: las claves del modelo sanitario concertado en Cataluña

 

El modelo sanitario concertado impera en Cataluña. Hospitales como el Clínic, el Institut Guttman o el Hospital del Mar son gestionados por el Institut Català de la Salut (ICS), aunque su titularidad se encuentra bajo gestión de entidades privadas. En total, más de 50 centros operan bajo este modelo, que lleva el nombre de Siscat. Así lo reflejan los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Ministerio de Sanidad.

 

Según el INE, el 50% de las altas hospitalarias en Cataluña se dieron en hospitales de titularidad privada, mientras que el resto lo hizo en centros públicos. En ninguna otra comunidad española el peso de las instalaciones privadas es tan significativo. Aun así, es necesario matizar estas cifras.

 

A efectos prácticos, el número de altas hospitalarias gestionadas por el ICS fue del 73%, según datos del Ministerio de Sanidad, correspondientes a 2016. Las estadísticas demuestran que el porcentaje de personas atendidas por órganos dependientes de la Generalitat en centros de titularidad privada es especialmente relevante.

 

 

Para entender esta situación es necesario viajar al pasado. Históricamente, Cataluña ha sido una de las regiones españolas con la mayor renta per cápita. Ahora mismo ocupa la cuarta posición en el ránking español, sólo por detrás de Madrid, Navarra y País Vasco. Manuel Vilches, director general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Idis), hace referencia a esta estadística.

 

“Una fuerte tradición de la medicina privada y la riqueza del territorio generaron un volumen de personas aseguradas elevado”, comenta Vilches. En este sentido también se expresa Dolors Colom, profesora asociada de los estudios de Ciencias de la Salud en la UOC. “Cataluña fue pionera en la introducción de las mutuas”, señala esta experta.

 

Como consecuencia, la proliferación de hospitales privados empezó a tomar forma. Muchos de ellos eran propiedad de la Iglesia o de las propias mutuas. A pesar de todo, la fiebre sanitaria en el territorio acabó sobredimensionándose. Fue entonces cuando la colaboración público-privada se forjó.

 

 

Lluís Monset, director general de la Asociación Catalana de Entidades de Salud (Aces), apunta que, en este sentido, la transferencia de competencias fue clave. “El sistema mixto actual en Cataluña pudo desarrollarse mucho antes, ya que fue la primera comunidad que recibió las competencias por parte del Estado, en 1981”, argumenta Monset. “Antes de construir nuevos hospitales, la Generalitat habló con el sector privado, que ya disponía de ellos”, puntualiza el director general de Aces.

 

Con todo, la afectación que ha supuesto todo este proceso para los habitantes de la región ha sido prácticamente nula. De hecho, Monset opina que “la Generalitat se ha ahorrado mucho dinero en la construcción de edificios”. Además, “el importe que suponen las camas en una clínica concertada es mucho menor que los costes que generan las del ICS”, concluye este experto.