Entorno

OxyContin, el fármaco que causó la peor crisis de opioides de los Estados Unidos

En 1996, Purdue Pharma lanzó al mercado un analgésico supuestamente inofensivo. Después de una distribución masiva, acabó causando la muerte de más de 500.000 personas. Este diciembre, el caso ha llegado al Tribunal Supremo de Estados Unidos.

OxyContin, el fármaco que causó la peor crisis de opioides de los Estados Unidos
OxyContin, el fármaco que causó la peor crisis de opioides de los Estados Unidos
En 2019, la farmacéutica se declaró en bancarrota; en 2020 admitió su culpa y en 2022 llegó a un acuerdo a nivel nacional.

Marc Amat

15 ene 2024 - 05:00

Un nuevo analgésico para aliviar dolores moderados y severos ocasionados por lesiones, artritis o cáncer. Así se presentó OxyContin a los médicos de Estados Unidos en 1996. Se trataba del nombre comercial con el que la compañía Purdue Pharma había bautizado su último lanzamiento: un medicamento opioide sintetizado que mejoraba los efectos calmantes de otros opiáceos, como la morfina, la heroína o la codeína.

 

Este estreno estaba muy meditado. La empresa había detectado que, entre 1990 y 1994, el consumo de morfina en el país norteamericano había aumentado un 75%. Esta evolución, sumada al hecho que cincuenta millones de estadunidenses sufrían algún tipo de dolor crónico, motivó la farmacéutica a sacar una alternativa que fuese menos adictiva que los remedios existentes.

 

A finales de la década de 1990, y con un ejército de agentes comerciales desplegados por las consultas médicas de todo el país, el OxyContin se convirtió en un medicamento muy popular. Paralelamente, una lluvia de millones de dólares empezó a engrosar las cuentas de la empresa, generando 35.000 millones en ventas.

 

 

Sin embargo, más de veinte años después de la aparición del fármaco, OxyContin no forma parte del olimpo de los medicamentos, sino todo lo contrario: se considera el causante de la peor crisis de opioides que jamás ha vivido los Estados Unidos. Resultó ser mucho más adictivo que los otros opiáceos.

 

Cuando el fármaco llego a los pacientes, las alarmas no tardaron en saltar. Primero, en forma de un fuerte síndrome de abstinencia.

Después, con las primeras muertes por sobredosis. De hecho, era muy fácil acelerar el efecto de la oxicodona: bastaba con triturar las pastillas. A pesar de las evidencias que le llegaban de las consultas, la compañía no reaccionó hasta 2010. Fue entonces cuando, con el mercado negro ya colmado de la nueva droga, sustituyó el formato por otro más complicado de machacar. Ya era demasiado tarde.

 

 

Los juicios les llegaron en masa. En 2007, la empresa se declaró culpable por primera vez de haber etiquetado mal el medicamento y dijo no conocer los efectos adictivos del fármaco hasta los 2000. Fue multada con 630 millones de dólares. No obstante, una investigación periodística del New York Times destapó en 2018 que la compañía sí que tenía constancia de los efectos desde 1996, así como que se había convertido en una droga callejera. Con esta nueva pieza en el tablero, tuvo que hacer frente a más de 2.000 demandas.

 

En 2019, la farmacéutica se declaró en bancarrota; en 2020 admitió su culpa y en 2022 llegó a un acuerdo a escala nacional. El pacto implicaba que la familia Sackler, propietaria de la compañía, pagara 5.500 millones de euros para reestructurar la empresa, que saldría adelante con una nueva propiedad, un nuevo nombre -Knoa Pharma- y un nuevo objetivo: distribuir tratamientos contra la adicción a los opiáceos y fármacos para revertir las sobredosis. De sus fábricas seguiría saliendo el OxyContin, pero todos sus beneficios irían destinados a acciones de prevención.

 

 

En agosto de este año, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos suspendió el acuerdo con la familia —a la espera de revisarlo— porque protegería los propietarios de las demandas de las víctimas del OxyContin. Este mes de diciembre, la causa ha seguido su camino en el Tribunal Supremo, donde los jueces han empezado a estudiar la validez del acuerdo. Durante la sesión, celebrada el pasado 4 de diciembre, los magistrados expresaron opiniones divergentes. Después de la vista oral, el Supremo decidirá en los próximos meses su veredicto.