Entorno

¿Se puede privatizar la sanidad?: la Argentina de Milei lanza un ‘órdago’ internacional

El país latinoamericano ha decidido confiar la presidencia al ultraliberal Javier Milei, que, antes de salir como candidato electo, prometió derogar el Ministerio de Sanidad y descentralizar actividades y servicios en salud.

¿Se puede privatizar la sanidad?: la Argentina de Milei lanza un ‘órdago’ internacional
¿Se puede privatizar la sanidad?: la Argentina de Milei lanza un ‘órdago’ internacional
Argentina ha elegido como nuevo presidente al ultraliberal Javier Milei, que en campaña electoral se mostró muy crítico con el sistema sanitario actual.

A. ESCOBAR

5 dic 2023 - 05:00

La intranquilidad se apodera de Argentina. El país latinoamericano, que el pasado 20 de noviembre eligió al ultraliberal Javier Milei como nuevo presidente del país, vive en la incertidumbre a la espera de si el presidente electo se atreverá a cumplir sus promesas de campaña y hará saltar por los aires el Banco Central, recortará los ministerios al mínimo y destruirá la sanidad pública.

 

Milei asumirá la presidencia de Argentina el próximo 10 de diciembre y deberá gestionar una inflación desbocada, con elevados niveles de pobreza, reservas bajo mínimos y pagos todavía pendientes al Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

En campaña electoral, Milei afirmó que cerrará los ministerios de Educación y Salud y que creará uno nuevo, junto a Desarrollo Social y Trabajo, que podría recibir el nombre de Capital Humano. Lo que propone el nuevo inquilino de la Casa Rosada es encaminarse hacia un sistema de seguros de salud, descentralizar las derivaciones hospitalarias, arancelar todas las prestaciones y autogestionar el servicio de la salud en trabajos compartidos con la salud privada, entre otras modificaciones, como cambiar la ley de salud mental, el sistema de guardias y las residencias médicas.

 

Milei llegó a pronunciar “el mejor sistema de salud posible es un sistema de salud privado, donde cada argentino pague sus servicios”, aunque a medida que han pasado los días ha ido suavizando el mensaje alegando que la salud pública no puede ser privatizada, porque es una competencia de las provincias y no del Estado. En todo caso, está por ver el impacto que tendrá la presencia del ultraliberal en el Ejecutivo nacional.

 

 

 

 

Argentina, un modelo dividido en tres partes

La oferta en el sistema de salud argentino se estructura sobre tres subsectores principales: el sector público, las obras sociales y los seguros voluntarios o prepagas. Existe, por tanto, una diferencia importante respecto a los modelos imperantes en Europa: el modelo Bismarck, en el que los ciudadanos disfrutan de atención sanitaria a través de organizaciones privadas. Tanto empresarios como trabajadores pagan cuotas que van directamente a las empresas que gestionan los servicios médicos. El otro sistema es el Beveridge, que se basa en el acceso universal a la sanidad y en que todo servicio médico esté directamente gestionado por el Gobierno. Este último surgió en Gran Bretaña en los años cuarenta.

 

No ocurre lo mismo en Argentina. El subsector público, con financiación y provisión públicas, está integrado principalmente por las estructuras administrativas provinciales y nacionales y la red de hospitales públicos.

 

El subsector de obras sociales se comporta como un seguro social obligatorio organizado en torno a entidades que agrupan a los trabajadores, según ramas de actividad. Por otro lado, el subsector privado se financia con los gastos de las familias (también denominados gastos de bolsillo), que incluyen consumos programados (pagos por las primas o mensualidades de las compañías de medicina prepaga o mutuales) y esporádicos (también denominados desembolsos directos).

 

Con una población de más de 48,5 millones de ciudadanos bajo cobertura médica, el subsector de obras sociales copa más del 35%. En el caso del privado, el de prepagas, el porcentaje está ligeramente por encima del 10%, con más de cinco millones de beneficiarios.

 

 

 

 

Con los datos delante, se antoja complicado un cambio de paradigma o un giro radical en la sanidad argentina. Para Jaime del Barrio, asesor del sector salud y life sciences de EY, es “prematuro jugar a ver qué va a hacer Milei con la sanidad” y cree que es sumamente difícil “cargarse el actual sistema de sanidad de un día para otro”, comenta Del Barrio a PlantaDoce.

 

El experto sostiene que la posible privatización del sistema sanitario argentino es algo enrevesado puesto que se trata de un modelo federal y “la mayoría de la sanidad está en lo que se denomina obras sociales, financiado por los ciudadanos”.

 

Asimismo, Del Barrio critica el término privatizar porque considera que, muchas veces, lo que ocurre es que la gestión de un servicio pasa a manos de una empresa, pero eso no comporta una “privatización en la gestión”. El representante de EY establece un símil con el Sistema Nacional de Salud (SNS) en España y añade que, si realmente se privatizara la sanidad, el propio SNS se quedaría únicamente para armonizar normativas.

 

 

 

 

La opinión de Del Barrio también es refrendada por Manel Peiró, director del Institute for Healthcare Management de Esade y asesor sanitario. El experto destaca que “confundimos privatizar con los medios de producción de un servicio”, lo que según su criterio “puede provocar un claro desenfoque”.

 

Para Peiró, que el Estado garantice la sanidad no significa que “todo lo tenga que hacer la Administración”. Para el responsable de Esade, la privatización sanitaria y, especialmente, en Argentina, comportaría que “cada palo aguante su vela”, algo que cree que se antoja difícil dada la ordenación del modelo argentino.

 

 

Estados Unidos, el otro gran sistema sanitario

El modelo sanitario estadounidense es privado en su totalidad. El ex presidente del país norteamericano Barack Obama intentó regularizar la situación a través del Obamacare, un sistema parecido al Bismarck que garantizaba la asistencia a la población con escasos recursos.

 

En comparación con Europa, el sistema norteamericano depende de pólizas privadas. Si los ciudadanos no pueden pagarse un seguro tienen que recurrir a los sistemas sociales, orientados a colectivos sin recursos y a veteranos de guerra, denominados Centros de Servicios Medicare y Medicaid.