Empresa

El IVI ficha a un ex de Caser para dirigir sus operaciones en plena búsqueda de socio

El Instituto Valenciano de Infertilidad ha incorporado a su equipo directivo al ex jefe de operaciones en la división hospitalaria de la aseguradora española. El grupo ha contratado a Morgan Stanley para que haga una valoración de la empresa.

A. Escobar

8 oct 2019 - 05:00

El IVI ficha a un ex de Caser para dirigir sus operaciones en plena búsqueda de socio

 

El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ficha nuevo talento para recomponer su estructura directiva. El gigante mundial del negocio de la reproducción asistida ha incorporado a Antonio Clemente, ex ejecutivo de Caser, como nuevo director de operaciones para Europa y Latinoamérica, según ha confirmado Clemente a PlantaDoce. Este movimiento se produce en paralelo a la voluntad del IVI de dar entrada a un nuevo socio en su capital, según la información trascendida la semana pasada.

 

El directivo se incorpora al IVI tras cerrar una etapa de dos años y medio en Caser, donde llegó en 2017 como director de operaciones de la división hospitalaria. Durante ese tiempo, Clemente se encargó de la inversión y del desarrollo de nuevos proyectos de la aseguradora.

 

Licenciado en Administración y Dirección de Empresas y máster en Gestión Sanitaria por la Universidad Católica de Valencia, el nuevo director de operaciones del IVI para Europa y Latinoamérica trabajó durante siete años en el Hospital de Denia (Valencia). Clemente ejerció primero como responsable de control de gestión, calidad y seguridad del paciente del centro médico y posteriormente, como jefe de desarrollo corporativo.

 

 

 

 

La plaza de jefe de operaciones en el IVI estaba cubierta hasta la fecha por Luís Saurat, ex director general de la compañía desde el 2000 y hasta 2017, y que ahora se encargará de la dirección de desarrollo de negocio. Luís Pellicer, que también estaba al frente de este departamento, liderará la división patrimonial e inmobiliaria de la compañía, según ha confirmado Clemente.

 

De esta manera, Antonio Clemente deberá continuar con la apuesta internacional del IVI, que cuenta con 65 clínicas repartidas en once países diferentes (España ocupa el grueso de centros, con más de treinta; y Estados Unidos le sigue en el ránking, con más de diecisiete instalaciones).

 

El grupo IVI nació en 1990 como la primera institución médica en España especializada íntegramente en reproducción humana, fundada por los doctores Antonio Pellicer y José Remohí. En 2017, el Instituto Valenciano de Infertilidad y el Reproductive Medicine Associates of New Jersey cerraron su fusión, y la compañía resultante alcanzó una valoración superior a 700 millones de euros. Entonces el IVI incorporó a su red quince clínicas de Nueva Jersey y Filadelfia (Estados Unidos).

 

 

 

 

 

La semana pasada trascendió que el IVI ha contratado al banco de inversión Morgan Stanley para que haga una valoración de la empresa y explore la colocación de una participación de alrededor del 30% del capital. Esta valoración podría superar los mil millones de euros, según fuentes del sector.

 

Desde IVI aseguran que la valoración servirá “para estudiar posibles opciones estratégicas para crecer”. En este sentido, el grupo comenta que “podría desde no pasar nada a que se vendiera una parte minoritaria del grupo”. Sin embargo, los actuales socios destacan que “no habría un cambio de poder” en la compañía, manteniendo la estructura directiva y la mayoría accionarial actual. Actualmente, el 70% de sus acciones pertenecen a los socios valencianos José Remohí, Antonio Pellicer y Carlos Bertomeu, mientras que el 30% corresponde a los socios norteamericanos Paul Bergh, Richard Scott y Michael Drew.

 

Los centros privados especializados en el negocio de la reproducción asistida generaron un volumen de negocio de 467 millones de euros en 2018, lo que supuso un crecimiento del 4,9% respecto a 2017 y una variación cercana al 30% en comparación con la cifra registrada en 2014. La demanda de estos tratamientos ha experimentado un fuerte impulso en los últimos años, motivado por “la tendencia a retrasar la maternidad, la limitada cobertura asistencial pública y la flexibilidad de la legislación española al respecto”, según se desprende del informe Centros de Reproducción Asistida, publicado por el Observatorio Sectorial DBK Informa.