Crisis climática y auge de enfermedades infecciosas: el ‘farma’ alza su voz en la COP28

Las temperaturas de récord en el verano de 2022, las migraciones climáticas o los barrios flotantes a prueba de inundaciones marcan el punto de partida de la conferencia anual de las Naciones Unidas dedicada al cambio climática número 28, la Conferencia de las Partes o COP, que este año tendrá lugar en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) del 30 de noviembre al 12 de diciembre.

La COP puede atribuirse algunos de la lucha contra el cambio climática como el Protocolo de Kyoto en 1997 o el Acuerdo de París en 2015 y plantea esta edición como “una oportunidad” para volver intentar trasladar en compromisos estrictos los objetivos fijados en 2015 en la capital francesa. El reto pasa por limitar el calentamiento global a 1,5 grados para evitar consecuencias irreparables, según el grupo de expertos climáticos de la ONU (Ipcc).

Para ello, Naciones Unidas espera avanzar en materias como la financiación, para la adaptación, mitigación y desarrollo sostenible; la justicia climática, para proporcionar apoyo financiero y técnico a los países que sufren daños debido al clima, y un subministro fiable de energía limpia y asequible.

La industria farmacéutica y sanitaria alza la voz en la COP28. En esta ocasión, el sector pone el foco en mitigar el impacto del cambio climático y en la afectación que este hecho tiene en la incidencia de las enfermedades infecciosas.

El objetivo de las grandes farma y de los organismos internacionales y gubernamentales es que se amplie el enfoque a la salud humana, tanto individual como colectiva, en los debates globales. De hecho, el propio Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha apuntado estos días que “dar prioridad a la salud no es sólo una elección, sino que es la base de las sociedades resilientes” y ha añadido que “debemos cambiar la conversación y demostrar los enormes beneficios de una acción climática más audaz para nuestra salud y bienestar”.

Es la propia OMS la que alerta de que la crisis climática contribuye a un aumento de la propagación de enfermedades no contagiosas e infecciosas. Según el organismo liderado por Adhanom, se calcula que siete millones de personas mueren cada año solamente a causa de la contaminación atmosférica. Para más hincapié, el sector sanitario es responsable de producir alrededor del 5% del total de las emisiones de gases invernadero, el doble, por ejemplo, que las emisiones derivadas de la aviación. Además, el cambio climático es responsable, también, del aumento de enfermedades como el cólera o el dengue.

El impacto en el sector farmacéutico

Más del 50% de las emisiones del sector salud se generan en las cadenas de suministro de producción y la energía que estas cadenas consumen representa alrededor del 25% de las emisiones totales derivadas de la industria.

El sector sanitario es responsable de producir alrededor del 5% del total de las emisiones de gases invernadero

A fin de reducir el impacto medioambiental y mitigar la crisis climática, la industria farmacéutica global está trabajando en una mayor descarbonización sanitaria. Para ello, algunas multinacionales del sector están entablando negociaciones con proveedores de energía de China e India para incrementar la energía renovable en la supply chain.

El gigante asiático e India son mercados clave para la fabricación de productos farmacéuticos, y se calcula que representan alrededor del 50% de las materias primas utilizadas para la producción de medicamentos, según European Chemical Industry Council.

AstraZeneca, a través de su consejero delegado, Pascal Soriot, demanda descarbonizar el desarrollo, la fabricación y entrega de medicamentos y trabajar de forma colaborativa para impulsar un cambio sostenible.

“Debemos repensar la prestación de atención médica y construir sistemas de salud resilientes que sean más equitativos y en transición hacia cero emisiones netas; ninguna empresa, gobierno u organización puede hacerlo sola; debemos trabajar juntos a un ritmo y a escala”, apunta AstraZeneca.

Precisamente, la farmacéutica anglosajona cuenta con un programa llamado Ambition Zero Carbon, que incide en esa descarbonización en la cadena de valor. La compañía confía en reducir en un 98% las emisiones de sus operaciones y flotas globales para 2026. Además, l el grupo trabaja en la reducción de la huella de carbono de sus inhaladores respiratorios.

GSK confía en reducir un 80% sus emisiones de carbono para 2030

Otro ejemplo está en GlaxoSmithKline (GSK). La empresa liderada por Emma Walmsley, su consejera delegada, tiene como objetivo reducir un 80% sus emisiones de carbono para 2030 y un 90% en 2045. La farmacéutica británica asegura que entre 2020 y 2030 invertirá mil millones de libras esterlinas para lograr sus objetivos de sostenibilidad.

Recientemente, GSK ha anunciado que comenzará las pruebas de fase III de una versión baja en carbono de su inhalador de dosis medidas (MDI), Ventolin (salbutamol), utilizando un nuevo propulsor. La dosificación de los primeros pacientes está prevista para la primera mitad de 2024. Si tiene éxito, las presentaciones regulatorias comenzarán en 2025.