Salud capilar: así está el sector que atrae a Cristiano Ronaldo y a los socios de Hawkers
Por el momento no operan grandes grupos en el área del trasplante capilar, formada por un número creciente de pequeñas clínicas y empresas que ofrecen el trasplante de pelo como un servicio más, aunque empieza a entrar inversión.
13 mar 2024 - 05:00
Insparya, grupo especializado en trasplante capilar copropiedad de Cristiano Ronaldo, tiene nuevo administrador y director comercial y de márketing. Se trata de Sandro Cardoso, un ejecutivo con una dilatada experiencia en empresas como L’Oréal, Danone o Vodafone. El grupo que administrará Cardoso es uno de los mayores en un sector que en España está muy atomizado y en una fase embrionaria a pesar de las perspectivas de crecimiento.
Grupo Insparya es una empresa de matriz portuguesa con quince años de trayectoria a sus espaldas, cinco de los cuales operando en España. En la actualidad, cuenta con un total de trece clínicas en Portugal, Italia y Omán, con previsiones de abrir otra en Riad, Arabia Saudí, donde juega Ronaldo. Entre las trece citadas se cuentan las cinco clínicas españolas que ya tiene en Valencia, Madrid, Marbella, Bilbao y Barcelona. Esta compañía emplea aquí a más de 200 personas y ha atendido a otras 33.000 desde que inició operaciones en España.
El del trasplante capilar es un negocio con amplias perspectivas de crecimiento. En 2021, la plataforma Medihair cuantificó en unos 3,4 millones el número de trasplantes de cabello en todo el mundo, que se tradujeron en una facturación de 8.700 millones de euros. Cardoso sitúa esta cifra a día de hoy entre 8.000 millones y 10.000 millones de euros, y asegura que podría alcanzar 30.000 millones próximamente.
Otro operador destacado en el sector de la salud capilar es Capil Clinic, una empresa que empezó en Estambul y que hoy cuenta con clínicas en Madrid y Barcelona y unos cincuenta empleados. Pau Vilanova, gerente de la compañía, recuerda que hace ocho años, cuando la empresa arrancó la actividad, había muy pocos médicos con conocimientos de trasplante de cabello, razón por la cual estuvo un tiempo trabajando en Turquía: para absorber conocimientos. En el presente, mantienen su delegación en ese país para pacientes fuera de España.
La creciente oferta formativa y la democratización de los precios establecen las condiciones para el crecimiento del sector
Vilanova señala a PlantaDoce que después de sus inicios ha habido una explosión de centros de su ámbito, aunque matiza que la mayoría de empresas que en España se dedican al injerto capilar “sólo tienen una única clínica que lleva a cabo una operación al día o cada dos o tres días”. Capil Clinic, igual que el grupo Insparya, atienden a varias personas por día.
Empresas de cierta entidad como Insparya o Capil Clinic y las clínicas disgregadas mencionadas por Vilanova conviven también con la oferta que ofrecen compañías como Grupo Pedro Jaén, dedicado a la dermatología, y que tiene en cartera servicios como el del injerto capilar. Esta empresa es propiedad de la sociedad Estética Aplicada, administrada por Pedro Jaén Olasolo, señalado por algunas fuentes como el dermatólogo de la Reina Letizia, y que desde 2018 cuenta con el apoyo de Moira Capital Partners.
La de Grupo Jaén no es la única empresa que cuenta con el apoyo de inversores de otros sectores. The Profile Clinic, otro ejemplo, es una clínica de trasplante capilar ubicada en el distrito madrileño de Salamanca que surge de la apuesta en 2021 de tres de los fundadores de la marca de gafas Hawkers, que después de vender sus acciones han diversificado sus inversiones.
La salud capilar es un negocio que puede crecer, ya sea con más inversiones o mediante la apertura de más clínicas. Según Pau Vilanova, este crecimiento puede fundamentarse, en parte, por el creciente número de másteres en España para formar a profesionales de la medicina en la salud del cabello, algo más de media docena. Igual que pasa en otros ámbitos de la salud, toda clínica debe operar con un permiso asociado a un facultativo, por lo que a más médicos formados, más posibilidad de apertura de nuevos centros. Pero también por la democratización del acceso a tratamientos, en forma de recorte de los precios de las intervenciones, que han pasado de costar 10.000 euros en 2016 a más de la mitad a día de hoy.