Entorno

La industria de los psicodélicos, ¿la nueva obsesión de los inversores en salud?

A pesar de los escollos regulatorios, en EE.UU. están floreciendo biotecnológicas que aspiran a transformar drogas como el LSD o la psilocibina en tratamientos para trastornos mentales. En España, el sector empieza a moverse.

La industria de los psicodélicos, ¿la nueva obsesión de los inversores en salud?
La industria de los psicodélicos, ¿la nueva obsesión de los inversores en salud?
Las empresas que intentan abrirse paso en la creciente industria de los psicodélicos estudian el desarrollo de fármacos a partir de varias sustancias.

Marc Amat

15 mar 2024 - 05:00

En 2032, un sector que hoy es meramente anecdótico será capaz de mover 32.600 millones de euros en un año. Se trata de la industria de los fármacos psicodélicos. Así lo estima un informe reciente de la consultora H.C. Wainwright, que pone cifra al sueño que persiguen varias start ups y farmacéuticas norteamericanas: transformar drogas como el LSD, el Mdma o la psilocibina en tratamientos médicos eficaces contra enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático. En Estados Unidos ya hay al menos 61 laboratorios y start ups biotecnológicas trabajando en ello, según el recuento de PlantaDoce elaborado con datos de Nucleus, una organización que pretende conectar todos los actores de este nuevo sector.

 

La compilación de Nucleus demuestra como, en marzo de 2024, el ecosistema de los psicodélicos cuenta con empresas centradas en la fabricación de productos, mayoritariamente con cannabis, como Irwin Naturals, High Fusion o Captiva Verde; en la investigación y desarrollo de nuevos fármacos, como Pharmather, Allied Corp o Algernon Pharmaceuticals; en la formación de nuevos profesionales, como Awakn Life Sciences, y en el fomento de la inversión, como  Blackhawk Growth Corp. Con todas estas áreas ya en marcha, los expertos ven cada vez más cerca la expansión del sector.

 

“Los psicodélicos se encuentran en el buen camino para irrumpir próximamente en las multimillonarias industrias farmacéuticas, del alcohol, del tabaco, de la salud y del bienestar”, pregona el portal Psychedelic Invest. Es la plataforma de referencia que siguen los inversores que están pensando en poner su dinero este nicho. Uno de ellos es Peter Thiel, el multimillonario fundador de la plataforma de pagos PayPal. Su nombre figura entre los magnates que han invertido 195 millones de euros desde 2018 en una de las empresas más potentes del sector, la alemana Atai Life Sciences. Con sede en Nueva York, los billetes están alimentando “la incubación y el desarrollo de terapias para tratar la depresión, la ansiedad, la adicción y otros trastornos de salud mental”, según la compañía.

 

 

Las empresas que intentan abrirse paso en la creciente industria de los psicodélicos estudian el desarrollo de fármacos a partir de varias sustancias. La mayoría basan sus estudios en torno al cannabis. Aun así, los datos señalan que también hay laboratorios trabajando con el DMT, el LSD, la ketamina, la arketamina, la ibogaína y la psilocibina. “Si tuviéramos que resumir el impulso que ha vivido el sector en 2023, señalaríamos un hecho: su preparación para la comercialización de la MDMA en 2024”, aseguran los autores del estudio Psychedelic Medicine Year End Analysis, de Psychedelic Invest.

 

Precisamente, estos días el sector está muy pendiente de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA). El organismo regulador norteamericano tiene sobre la mesa la petición de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS) para poder usar esta sustancia en el tratamiento del estrés postraumático. La solicitud está avalada por dos ensayos clínicos con buenos resultados, uno de ellos citado por la revista Science como una de las investigaciones del año 2021 y el otro publicado en la revista Nature Medicine.

 

 

Los expertos señalan que, si la FDA da luz verde al uso de esta droga en el mundo clínico, sería un gran avance para el sector, que tiene su principal escollo en las regulaciones. Sin embargo, el incremento de los ensayos clínicos y el cambio de mentalidad de la sociedad son dos de los elementos que transmiten optimismo a los inversores. “Durante los próximos años, podríamos ver como la FDA aprueba las primeras terapias psicodélicas, dando a los médicos herramientas adicionales para tratar las enfermedades mentales”, les advierte un estudio de la consultora Morgan, con datos cosechados en 2023. 

 

 

En España, el ecosistema de la industria psicodélica es aún muy incipiente. A nivel nacional, de momento la noticia del año para el sector ha sido la voluntad del Ministerio de Sanidad de impulsar la regulación del cannabis para usos medicinales. Otro de los movimientos que demuestran como los ecos de Estados Unidos llegan a España es la reciente creación de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica (Sempsi). “Nos une la pasión por el potencial beneficioso de los psicodélicos y buscamos promocionar la investigación, el uso clínico y terapéutico, y el conocimiento sobre las mismas basado en la evidencia científica”, explican en su manifiesto fundacional.

 

 

Detrás de la Sempsi están profesionales clínicos e investigadores del ámbito de la salud mental, de centros como el Hospital Clínic, el Parc Sanitari Sant Joan de Déu o el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona. En su punto de mira está trabajar para una futura legalización de estas sustancias para fines médicos. “Queremos ser un órgano consultivo y asesor para instituciones públicas, privadas y administraciones con la finalidad de fomentar y facilitar la utilización clínica de sustancias psicodélicas, así como asesorar en la elaboración de su marco legal e implementación futura”, concretan.

 

El uso médico del Mdma sigue prohibido en España, aunque un precedente en 2002 pudo haber convertido el país en pionero en este campo. Un ensayo clínico impulsado por José Carlos Bouso ya quiso probar los efectos del éxtasis en el tratamiento del estrés postraumático, pero el Ministerio de Sanidad le cerró las puertas. Hoy, España sigue estando lejos de permitirlo, aunque las noticias de este 2024 en la FDA de Estados Unidos y el hecho de que, en enero de 2023, Australia se convirtiera en el primer país del mundo en autorizarlo, están reavivando el debate