Entorno

Sobre regulación bancaria y ‘shadow banking’: las amenazas al sistema frente otra recesión

El ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Ordóñez, y José María Roldán, presidente de la Asociación Española de la Banca, alertan de los riesgos en un entorno económico que ralentiza el crecimiento.

 

S. Riera

24 ene 2019 - 04:56

Sobre regulación bancaria y ‘shadow banking’: las amenazas al sistema frente otra recesión

 

La ralentización de la economía hace saltar las alarmas por la cercanía de la última recesión económica. Desaceleración, falta de sincronía en el crecimiento, guerra comercial, fortalecimiento del dólar y debilitamiento de la Unión Europa son las claves del escenario macroeconómico que traza el último informe semestral de la escuela de negocios Esade, en el que se lanza también la pregunta: ¿está el sistema financiero suficientemente saneado para encarar otra crisis económica?


El ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Ordóñez, y José María Roldán, presidente de la Asociación Española de la Banca, coinciden en señalar un entorno más complejo, con una excesiva regulación bancaria y un nuevo entorno digital que difumina los operadores y las operaciones.

 

Bajo el título El sistema financiero tras la crisis, ¿qué ha cambiado? ¿Se ha hecho lo suficiente?, Ordóñez y Roldán expusieron ayer en Esade los riesgos que aún tiene que superar el sistema bancario para ser sostenible y capaz de hacer frente a otra crisis financiera. Ambos señalaron que el nuevo marco normativo para que no vuelva a repetirse la crisis bancaria de 2008 entorpece las medidas de actuación y alertaron de que el nuevo escenario económico y político precisa también pensar en medidas nuevas.

 

Según Roldán, dos consecuencias no deseadas que conllevó la crisis y el rescate del sistema bancario fueron, por un lado, un nuevo marco regulatoria excesivamente extenso y muy complejo y, por otro lado, demasiadas autoridades para la regulación y vigilancia bancaria. El directivo señala como principales riesgos del sistema frente a una nueva crisis el elevado capital en el shadow banking (las operaciones que se mueven fuera del sistema financiero) y la complejidad que añade el nuevo entorno digital, que difumina fronteras.

 

 

Respecto a si lo realizado hasta ahora frenará otra crisis financiera, Roldán asegura que es muy difícil de predecir porque la digitalización ha creado un escenario completamente diferente. “Hay que estar atentos a las consecuencias indeseadas de un exceso de regulación y de un entorno diferente que puede hacer que lo hecho para resolver la última crisis financiera no sea válido para la siguiente”, subrayó.

 

Ordóñez, por su parte, apuntó que los 40.000 millones de euros que se destinaron al rescate bancario en el país son la peladilla en los más de 600.000 millones de euros de deuda que ha costado al Gobierno paliar los efectos de la crisis, además de diez años de avance económico perdidos. Según el ex gobernador del Banco de España, una de las medidas que más contribuyó a salvar el sistema fue la cooperación internacional de todos los países, algo que no fue posible en la recesión de los años treinta y que ni Donald Trump ha puesto en duda.

 

El directivo coincidió con Roldán en una regulación excesiva, “de más de dos millones de palabras y tres veces La Biblia”, pero necesaria para que no vuelva a suceder. Sin embargo, Ordóñez sostiene que el sistema aún no es seguro porque los bancos continúan invirtiendo el dinero de los depósitos. En este sentido, señaló que hay autores que empiezan a hablar de la necesidad de establecer una banca segura con depósitos públicos en el Banco Central para evitar que, en el caso de una crisis, afecte a los ciudadanos.

 

Ralentización de la economía

En el último informe económico y financiero, de carácter semestral, que publica la escuela de negocios se concluye que la economía mantiene su crecimiento, pero se evidencia, por un lado, la tendencia a la ralentización y, por otro lado, la falta de sincronización, es decir, que no todas las regiones se están sumando a esta expansión.

 

Así, mientras economías avanzadas como Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda, siguen creciendo por encima de la media, otras, como Japón o los países del núcleo de la zona euro, como Alemania o Francia, aminoran el ritmo. China, por su parte, también crece menos de lo previsto, en parte por el impacto de la guerra comercial con Estados Unidos.

 

 

Desde el departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade se señala que esta desaceleración va asociada a cuatro riesgos. El primero de ellos es un posible recrudecimiento de la guerra comercial con la aplicación de medidas proteccionistas, que no sólo afectará al comercio internacional sino también a las expectativas y a la inversión empresarial.

 

El segundo implica un aumento de la tensión financiera ante una subida de los tipos de interés que provocaría la salida de capitales en las economías emergentes y un mayor fortalecimiento del dólar, que debilitaría aún más estas regiones. El tercero de estos riesgos es la deuda. Según el informe, la economía global continúa teniendo niveles muy elevados de deuda pública y privada, más incluso que en la crisis de 2008.

 

Por último, el cuarto riesgo tiene que ver con la política y, en concreto con la zona euro, en la que se ralentiza el crecimiento. Este nuevo escenario puede debilitar la Unión Europea ante el efecto contagio de políticas como la del Gobierno italiano y por el impacto que tendría un Brexit duro en las relaciones en el seno de la Unión en plena integración financiera y fiscal.