Entorno

El hospital del futuro

Del París del siglo XII a los hoteles compactos: breve historia de la arquitectura sanitaria

De las casas de caridad de la antigüedad a los hospitales modulares del siglo XXI, pasando por el sistema de pabellones, los centros sanitarios se han ido adaptando a sus tiempos en paralelo a las innovaciones tecnológicas y la voluntad de la sociedad por tener una mejor asistencia.   

Abel Pujol

24 oct 2023 - 04:54

Del París del siglo XII a los hoteles compactos: breve historia de la arquitectura sanitaria

 

 

Cada año, más de cuatro millones de personas pasan por los hospitales españoles, sumando más de 37 millones de estancias. Lo que se encuentran al cruzar la puerta poco tiene que ver con los hospitales de hace apenas unos años. Las necesidades de los pacientes, el personal sanitario y los acompañantes ha cambiado, y los hospitales se han adaptado a ellas con innovaciones que van desde una nueva distribución de los espacios hasta servicios diversos y, por supuesto, más digitalización. En este Insight, que cuenta con el apoyo de HLA Grupo Hospitalario, PlantaDoce repasa las claves que definirán los hospitales del futuro.    

 

 

 

 

En algunas ocasiones estas grandes infraestructuras llamadas hospitales se han convertido en máquinas de curar, que no de cuidar”. Con esta reflexión del arquitecto Maxim Torruella, de despacho PMMT, arrancaba la presentación del libro Humanización de la arquitectura sanitaria: Una guía de diseño para el bienestar, escrito a cuatro manos por el propio Torruella y su socio, Patricio Martínez 


Como una suerte de guía para iniciados, el libro desgrana el método creado por PMMT después de años de investigación que consiste, a grandes rasgos, “en parametrizar todas las métricas que definen un edificio, con lo que se gana facilidad y velocidad para proyectar tipologías de espacios hiperflexibles”, exponía Torruella en julio de 2022 en una entrevista con EjePrime. El objetivo es contribuir a la humanización de los espacios sanitarios, añadía.  


Entre 2020 y 2021, en plena pandemia del Covid-19, PMMT fue capaz de construir cinco hospitales satélite en tiempo récord aplicando su arquitectura paramétrica. Bautizados como centros I-Covid Compact, los edificios entraron en funcionamiento en cinco meses y actuaban como complemento a las dotaciones de UCI existentes, con todas las prestaciones tecnológicas.  


El proyecto se desarrolló en el Parc Sanitari Pere Virgili (Barcelona), Arnau de Vilanova (Lleida), Hospital de Bellvitge (L'Hospitalet de Llobregat), Hospital Trias i Pujol (Badalona) y Hospital Moisès Broggi (Sant Joan Despí). 


“Curar curan los médicos, cuidar también cuida el personal sanitario; la humanización del trato y de la relación con un paciente es un 80% responsabilidad de la relación que tenga con el personal del hospital, pero queda un pequeño trozo, un 20%, que está en manos de la arquitectura, en manos del espacio: ese 20% es nuestro 100%”, señalaba Patricio Martínez en la presentación el libro llevado a cabo en La Capell, la librería del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (Coac).  

  

 

 

Tomando como referencia el porcentaje de PMMT, ¿Cómo ha cambiado históricamente el diseño de ese 20%?  El debate entre historiadores siempre es arduo. De la Tíber romana al Bagdad de los Califas, pasando por el Damasco de Nur al-Din, el trono del primer hospital de la historia aún hoy se encuentra en entredicho. Sin embargo, el debate se achica cuando se trata de identificar al hospital más longevo del mundo; entonces, la mayoría de las voces apuntan a París. A escasos 500 metros de la catedral de Notre-Dame se erige el Hôtel-Dieu, que ha estado atendiendo a sus pacientes ininterrumpidamente desde que comenzó a funcionar en el siglo VII 


La historia del Hôtel-Dieu empieza en unas primitivas instalaciones junto a la capilla de San Cristóbal, que en el siglo XII ya eran totalmente insuficientes para la demanda asistencial que recibían. Por eso, en 1165 empezaron las obras del nuevo Hôtel-Dieu, que se ubicó en la Île de la Citè, en la margen izquierda del Sena, quedando entre el pequeño brazo del río, la nueva Catedral y el Palacio Episcopal.  

 

 

 


El hospital se construyó siguiendo el modelo de pabellones consecutivos, imperante en la época y contó en un principio con cuatro salas. Después, gracias a grandes benefactores de la patria francesa, el hospital fue remodelado, reformado y ampliado en multitud de ocasiones entre los siglos XII y XVIII, contando al final con once salas, tal y cómo explican Cristina Teresa Morales y Francisco Javier Garcia Berrocal, ambos diplomados en Enfermería en el artículo de investigación Hôtel-Dieu de París; reformas materiales, estructurales y funcionales entre los siglos XII y XVIII (2013) 


El 30 de diciembre de 1772 un incendio asoló gran parte del complejo hospitalario, por lo que, en paralelo a los avances de la ciencia, en el siglo XIX se tomó la decisión de destruirlo y reconstruir el edificio, de 22.000 metros cuadrados, en el lado norte de la plaza Notre-Dame, ubicación donde aún resiste hoy en día.  


  

 

 

Así, con la llegada del siglo XIX, los hospitales vieron la luz. Según José-Manuel González González, doctor en Historia del Arte, en el artículo Los hospitales del siglo XIX y su arquitectura. El caso de Cáceres (2018), la tipología hospitalaria evolucionó en el siglo XIX hacia el modelo de pabellones, lo que permitía una mejor higiene de los enfermos, implantando también nuevos sistemas de ventilación forzada, y una mayor especialización de los cuidados al establecer salas independientes.    


Los hospitales construidos en el siglo XIX en España fueron pocos, aunque alguno, como el de la Princesa de Madrid, abrieron paso a una concepción moderna de la atención sanitaria, revolucionando el modelo en planta; el sistema de pabellones fue el más valorado y el que mayores seguidores tuvo en esta centuria, permitiendo una mejor aireación y radiación solar, y posibilitando ampliaciones posteriores”, ilustra González González en el artículo.  


En el resto del mundo, también se empiezan a erigir hospitales en los que el sistema de pabellones alcanzó un alto grado de desarrollo, como en el Hospital Johns Hopkins o el Hospital de Pabellones de Hamburgo-Eppendorf, ambos de 1889. Tanto en ventajas higiénicas como en economía administrativa estas estructuras marcaron un gran progreso. El Hospital Peter Bent Brigham, de Boston (1913), sigue la misma idea.  


Pero con la apertura del Hospital Rudolf Virchow en Berlín (1906) se introdujo una nueva idea: la de una comunidad de pabellones separados, pero como unidades hospitalarias independientes. Sobre este plan se basó la remodelación de hospitales como el Allgemeines Krankenhaus de Viena o la construcción del Hospital General de Toronto 


  

 

 

Con el viento de cola de la innovación arquitectónica en los complejos sanitarios iniciada en el siglo XIX, el modelo de hospital volvió a evolucionar a principios del siglo XX hacia el concepto de ciudad jardín o colonia, ocupando amplios espacios y especializándose cada vez más, si bien ya desde los años treinta se iría imponiendo el modelo vertical, el bloque con numerosas plantas.   


A partir de ahí, surgieron nuevas concepciones, donde la arquitectura hospitalaria debió conciliar con el equipamiento sanitario apropiado, que comprende toda una serie de funciones y ambientes diferentes, determinadas por el tipo de medicina, ya sea privada o pública, que se va a ofrecer.  


Se popularizó la arquitectura hospitalaria con pabellones comunicados por circulaciones internas, aunque las distancias por recorrer continuaban siendo muy largas. Sin embargo, en los años treinta, con la aparición de los ascensores, se comenzaron a separar los pabellones por niveles, haciéndolos así más accesibles y comunicados, adoptándose partidos verticales.  Se incorporaron las técnicas de ventilación y de aire acondicionado. 

 

El Hospital de la Quinta Avenida de Nueva York (1920) sigue está filosofía. Su planteamiento giraba en torno a una X: un edificio de diez pisos, donde en el núcleo se encontraban la circulación vertical y las dependencias de apoyo, mientras que en las alas se encontraban las unidades de hospitalización.  


  

 

  

 

A escala global, el estadounidense Paul Nelson, arquitecto que destacó en Francia en el periodo entreguerras, fue el que durante más de tiempo reflexionó sobre el diseño de hospitales. Su innovadora propuesta en 1932 para La Cité Hospitaliére de Lille, un hospital universitario de gran escala (1.600 camas), fue considerado por Le Corbusier como la mejor expresión de la arquitectura moderna en el campo de los hospitales. 


Las propuestas de Nelson apostaban por unidades de hospitalización que se disponían de manera escalonada en la mejor orientación, con las habitaciones para pacientes ingresados con terrazas, en unas unidades con un corredor de sección variable con iluminación natural.

 

El entonces pequeño desarrollo de las áreas destinadas a diagnóstico y tratamiento se resolvía en la planta baja del edificio. Así, las condiciones del paciente orientan el proyecto, aspecto que con carácter general se vería después sobrepasado por el impacto del desarrollo médico a partir de los años cincuenta.    

 

En España, el arquitecto Antonio Palacios también dejó una huella significativa en la arquitectura hospitalaria. Además del Sanatorio de La Fuenfría, en la madrileña Sierra de Guadarrama, Palacios diseñó el madrileño Hospital de Maudes, originalmente llamado Hospital de Jornaleros, situado en el distrito de Chamberí. 


Palacios, como Nelson, priorizó la salud y el bienestar de los pacientes al considerar la distribución de espacios con una orientación estratégica para maximizar la luz natural y la ventilación, elementos fundamentales en el tratamiento de la tuberculosis.  


La disposición de las habitaciones y áreas comunes fomentó la interacción social y la terapia a través de la convivencia. Además, uno de los elementos arquitectónicos más importantes para la recuperación de los pacientes fue la incorporación de terrazas en cada una de las habitaciones 

 

 

 

 

Pero el modelo de arquitectura sanitaria que impulsaron arquitectos como Nelson o Palacios no tardaría mucho en transformarse. José León Paniagua, doctor en arquitectura, explica en su artículo Historia y evolución de los centros sanitarios. Definición, clasificación y características (2009), que las variables que definieron el modelo del hospital desde los años treinta, se transformaron de manera radical a partir de mediados de los años ochenta, produciendo unos nuevos hospitales sustancialmente distintos a los anteriores.  


Los cambios vienen derivados de las modificaciones de las expectativas y demandas de la población, de los avances e innovaciones de la tecnología clínica y general, de los cambios en la formación y ejercicio de la medicina, así como de la cada día mayor importancia del sector sanitario en la economía general del mundo desarrollado; esta transformación ha sido tal vez la más importante que ha experimentado el sector hospitalario en toda su historia, sentenciaba Paniagua.  


En el nuevo modelo de hospital que apunta el experto tiene un peso sustancial las áreas ambulatorias (consultas externas, gabinetes de exploraciones funcionales, hospitales de día de todo tipo, etc.) respecto de las demás áreas asistenciales, de manera que la hospitalización en los nuevos hospitales ha pasado a representar aproximadamente el 25% de la superficie total del hospital, cuando a principios del siglo XX representaba el 80% de la misma.  


Los hospitales de las décadas de los 70 y 80 se convirtieron en lugares inhóspitos e inseguros: el nacimiento se producía en unidades de emergencia, ajenos a las condiciones que deben existir en un nacimiento sin complicaciones; esta situación se ha mejorado notablemente pudiéndose mejorar con nuevas modalidades de atención al parto”, señala Paniagua.  


El doctor en arquitectura destaca la trayectoria del arquitecto brasileño, Joao Filgueiras Lima, Lelé, autor de proyectos que se caracterizan por la lucidez conceptual, la adaptación al entorno, la horizontalidad, el tratamiento hasta el detalle del mobiliario de todos los aspectos relacionados con los cuidados al paciente, con soluciones técnicas ingeniosas y un tratamiento de la prefabricación en el que la luz cenital es protagonista”, indica. 


  

 

 

 

 

Después de este rápido repaso histórico, quizás sólo quede una pregunta por responder: ¿Cómo serán los hospitales del futuro?  El informe Hospitales del futuro Un resumen técnico sobre cómo repensar la arquitectura de los hospitales, publicado este año por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que, para que un hospital siga funcionando durante emergencias y desastres, debe diseñarse con una infraestructura sólida y flexible, alta resistencia a los peligros y centrándose en la seguridad y la comodidad 


El análisis se divide en dos partes. En la primera sección, dedicada a los elementos externos del hospital, trata sobre la integración de los nuevos centros en la comunidad aledaña y los respectivos entornos naturales y sociales. Los temas tratados incluyen la localización estratégica, las sinergias a través de la red de salud, la necesidad de paisajes y jardines curativos, y el diseño universal y la inclusión.  


La segunda sección analiza las intervenciones necesarias para los hospitales en relación con los aspectos técnicos estructurales y operativos. Esta sección incluye detalles sobre diseño funcional, sostenibilidad de la infraestructura, flexibilidad y resiliencia, entorno de trabajo saludable, cuestiones de prevención y seguridad, control de infecciones y calidad del aire, y digitalización de la atención médica.  

  

 

 

 

 

En este sentido, la OMS destaca que la distribución de los flujos es de vital importancia para el diseño del programa funcional. También incide en la buena señalización, que los puntos de acceso para los trabajadores de la salud estén separados de los de los pacientes y visitantes, que las áreas de tratamiento para pacientes que representan un riesgo de transmisión a otros estén aisladas a través de una clara separación de rutas, o que se diseñen las áreas de almacenamiento de forma inteligentemente para agregar valor a la red logística y la cadena de suministro, minimizando el tiempo de espera y el transporte 


Por último, advierte que se deben ubicar cuidadosamente dentro del diseño funcional ascensores separados y exclusivos para desechos, suministros limpios, alimentos y pacientes y visitantes, que el sistema de tubos neumáticos y redes para mover elementos físicos dentro del hospital debe organizarse utilizando un enfoque de diseño funcional; recomienda dos entradas separadas para clasificar a los pacientes o que el proceso de diseño debe implicar colaboración y diálogo técnico activo entre las partes interesadas, incluido el personal clínico y no clínico, así como los grupos de usuarios del servicio 


Hoy en día, el diseño arquitectónico de los activos sanitarios es una oportunidad para interpretar múltiples drivers que están transformando los paradigmas sociales, económicos y ambientales contemporáneos”, concluye el informe.