Entorno

Especial 2020: el negocio de la salud en el año del Covid-19

La sanidad privada tampoco resiste la oleada de Ertes

Grupos de reproducción asistida, de oftalmología, de medicina estética y dentales fueron los más damnificados durante la primera ola de la crisis sanitaria del Covid-19 en España.

A. Escobar

24 dic 2020 - 04:56

La sanidad privada tampoco resiste la oleada de Ertes

 

Como cada año, PlantaDoce.com realiza en las últimas semanas de diciembre un repaso a los últimos doce meses en el negocio de la salud, marcados por el impacto de la pandemia del Covid-19. Análisis macroeconómico de España y el mundo, recorrido por los fenómenos sociales que ha provocado el coronavirus y un recorrido por el impacto en las principales empresas del sector forman el Especial 2020: el negocio de la salud en el año del Covid-19.

 


 

 

La pandemia marcó todo 2020 desde el punto de vista sanitario, económico y social y dejó un escenario económico desolador, del cual las empresas del sector de la salud no pudieron escapar. Grupos de reproducción asistida, de oftalmología, de medicina estética e incluso dentales han sido algunos de los damnificados del Covid-19, viéndose obligados a cerrar la persiana durante semanas o meses e incluso teniendo que recurrir a fórmulas como expedientes de regulación temporal de empleo (Ertes) o a los créditos con aval del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para poder continuar a flote.

 

Desde el sector privado, la patronal Aspe no ha cifrado económicamente el impacto que ha provocado la epidemia en la industria, aunque sí se atrevió a denunciar en el segundo semestre de 2020 lo que calificó como “desamparo de la administración” por la falta de ayudas a las empresas y grupos hospitalarios y clínicos, una situación que deja en el aire el futuro de más de 2.000 centros en España.

 

La patronal afirmó en el momento de la denuncia que miles de clínicas, especialmente las pequeñas, se verán abocadas a cerrar por no recibir ayudas ante la incapacidad de asumir gastos corrientes. Otras compañías anticiparon antes de cerrar el año que el cierre de fronteras y la imposibilidad de recibir pacientes de otros países ha acabado dinamitando más de la mitad de su negocio.

 

 

 

 

Las fórmulas más repetidas, sobre todo durante la primera ola de la crisis, fueron los Ertes y en el sector sanitario el primero en saltar a la palestra fue el grupo odontológico Dentix. La compañía optó por llevar a cabo esta medida el pasado 19 de marzo, una decisión que afectó a casi el 100% de los trabajadores de todas las categorías de su plantilla en España, más de 2.000 personas. La empresa de clínicas dentales argumentó la medida tras verse “obligada” a suspender temporalmente su actividad debido a la crisis del coronavirus, con el cierre de sus centros sanitarios. Con el paso de los meses, la situación del grupo se acabó agravando y, de hecho, presentó concurso de acreedores en diciembre.

 

Otro de los grandes grupos sanitarios que presentó un Erte fue Vivanta. La red de clínicas dentales, controlada por el fondo de inversión Portobello, recurrió a esta medida durante el confinamiento, manteniendo solamente servicios mínimos. La empresa cuenta con aproximadamente 3.000 empleados en España. No fue hasta el 1 de junio cuando Vivanta empezó a reabrir un total de más de 200 centros por todo el país, aproximadamente el 87% de toda su red.

 

El dental y estético fue el segmento peor parado durante las dos primeras olas. Desde la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) calculan que este sector experimentó una caída del 24% en los ingresos en los primeros nueve meses de 2020. La entidad estima que el descenso para el conjunto del año será de un 20%.

 

 

 

 

No obstante, desde Fenin creen que muchos pacientes han pospuesto sus tratamientos con motivo de la pandemia y por la incertidumbre que ha generado, por lo que se espera una ligera recuperación y que un 60% de las clínicas inviertan en tecnologías durante 2021.

 

Más allá del dental, el sector oftalmológico también se encontró con la misma situación. Entre los grupos que recurrieron a un Erte se encuentran Miranza y Clínica Baviera. El primero de ellos presentó un expediente para el 72% de su plantilla en España el pasado abril, lo que equivale a aproximadamente 350 trabajadores.

 

 

 

 

El grupo explicó que “a raíz del estado de alarma decretado por el Gobierno, Miranza procedió, como única vía responsable viable, a la limitación de la actividad en sus centros, focalizándola en los servicios de urgencias oftalmológicas y en atención telefónica de los pacientes”. Entre los principales motivos esgrimidos por la empresa para llevar a cabo esta medida, Miranza destacó la especificidad de sus servicios sanitarios, circunscritos al ámbito de la visión; problemas con el suministro de material debido a las roturas de stock y el acceso a los equipos de protección individual (Epis), que está monopolizado por Sanidad.

 

Clínica Baviera, por su parte, presentó un Erte para el 87% de su plantilla en España. La compañía cuenta con una red compuesta por más de 86 clínicas repartidas por el país, aunque el grupo también está presente en Austria e Italia.