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Josep Ignasi Hornos (Aces): “Parece una moda que no se pueda trabajar desde el ámbito privado en sanidad”

Josep Ignasi Hornos es el presidente de la patronal de la sanidad privada en Cataluña, Aces, desde principios de 2017. Antes de ocupar su actual cargo, fue vicepresidente de la entidad durante ocho años.

A. Escobar

14 jul 2017 - 04:57

Josep Ignasi Hornos (Aces): “Parece una moda que no se pueda trabajar desde el ámbito privado en sanidad”

 

Josep Ignasi Hornos es especialista en análisis clínicos y master PDD del IESE. En el año 1991 fundó General Lab, empresa de la cual es consejero y director general. También fue consejero del comité estratégico de Lanco Quality Diganostics entre 2008 y 2012. Hornos fue profesor asociado de la Escuela de Medicina de Trabajo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona de 1989 a 2005. Además, lidera la patronal de la sanidad privada en Cataluña, Aces, desde principios de año hasta 2021. Hornos defiende la sanidad privada frente a la “moda” de que no se puede trabajar en este sector desde la iniciativa privada.

 

Pregunta: ¿Puede considerarse España y Cataluña una potencia mundial en materia sanitaria?

Respuesta: Hace poco le trasladé a Antoni Comín, conseller de Salud de la Generalitat, que la sanidad privada catalana es la mejor del mundo. Lo ha sido históricamente con profesionales de mucho valor como el doctor Barraquer o Puigvert. Pero es que tenemos en activo a gente como el doctor Valentín Fuster, Carlos Cordón o Massagué que los incluimos dentro de la privada porque tuvieron que irse de Cataluña al mercado sanitario privado más importante que existe, el estadounidense.

 

P.: ¿Y en el caso de la sanidad pública?

R.: En el periodo 2008-2015 la sanidad pública en España pasó de invertir 10.000 millones de euros anuales a 3.000 millones de euros anuales. En cambio, la privada incrementó 4.000 millones de euros la inversión en esos siete años. El 58% de la tecnología sanitaria que hay en Cataluña está en manos de la privada, siete de cada diez hospitales son privados.

 

P.: ¿España es un país avanzado en política sanitaria?

R.: Según los indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sistema sanitario español es uno de los mejores del mundo, tanto a nivel público como privado. En España tenemos un gran problema con lo que llamamos la socialización de la medicina porque muchos médicos se han convertido en medio funcionarios y más dentro de la pública. Carecen de estímulos, muchos se conforman con hacer sus siete u ocho horas y ya tienen suficiente. Ha cambiado el perfil del médico que era médico las 24 horas. Otro de los aspectos que tendría que mejorar la sanidad pública es la gestión de los recursos humanos, no sólo para hacer que los profesionales estén más motivados, sino para incentivar a aquellos que son buenos. La sanidad española está muy bien considerada porque los costes son bajos, pero es que son así porque los sueldos de los profesionales son también bajos.

 

 

P.: ¿Se gestiona mejor desde el ámbito público o desde el privado? 

R.: Todos los hospitales públicos quieren decir que tienen una gestión privada, pero no es posible. La sanidad privada es mejor, pero no significa que en la pública haya malos gestores. En la pública hay muchos gestores que están atados de pies y manos porque no pueden hacer todo lo que podrían llevar a cabo en la privada. A veces no tienen libertad de actuación a nivel de inversión, de recursos humanos… En la privada, si no funcionas te vas a la calle.

 

P.: ¿Qué alternativas puede ofrecer la sanidad privada al Sistema Nacional de Salud (SNS)?

R.: La sanidad privada podría acabar con las listas de espera de la pública. Reino Unido, que es un país con un sistema nacional de salud muy parecido al nuestro, ha luchado contra la lista de espera con conciertos privados. Otra alternativa de la privada es la complementariedad en algunos territorios. No tenemos que duplicar servicios. Lo que queremos dentro de la sanidad privada es buscar modelos de países de nuestro entorno y asimilar aquellos que hayan funcionado. Otra de las ventajas de la privada es la satisfacción de los clientes. Cuando los funcionarios del Estado tienen que elegir, el 84% escoge la sanidad privada. Nueve de cada diez usuarios de la sanidad privada recomendarían su uso y el índice de satisfacción está por encima del ocho sobre una puntuación de diez.

 

P.: ¿El perfil de la persona que va a la privada es distinto al de la pública?

R.: A la privada acude la persona que se puede permitir pagar una póliza médica. No obstante, tenemos la sanidad más barata y las pólizas médicas más baratas también. En Cataluña, por ejemplo, el 31% de la población dispone de un seguro médico. En Madrid, el porcentaje es del 32%.

 

P.: España atraviesa cambios demográficos, con una población cada vez más envejecida. ¿Hacia dónde debe evolucionar la sanidad para lidiar con esta solución?

R.: Según un estudio publicado por The Lancet, la media de incremento en el gasto sanitario en los países de nuestro nivel es de un 5,3% anual. Con este porcentaje de subida anual, creo que no hay economía mundial capaz de resistir. Por tanto, es evidente que tenemos que gestionar mejor, pero se tendrá que invertir un dinero que ninguna administración del mundo podrá asumir. Debemos ir encaminados hacia la transformación digital. El paciente cada vez demanda una atención más personalizada. Al final tendrá que poder decidir qué quiere pagar.

 

 

P.: ¿Qué se puede hacer con los hospitales públicos, pero con gestión privada y que tantas diferencias de opiniones provocan?

R.: Es lo de siempre, las cosas per se no son buenas o malas. Parece una moda que no se pueda trabajar desde el ámbito privado en sanidad, cuando todos los medicamentos son privados, las oficinas de farmacia, los equipamientos… y suerte tenemos de ello. Al final todas las empresas tienen que tener beneficios. Las públicas lo reinvertirán y las privadas lo reinvertirán o lo distribuirán en dividendos. Que la sanidad sea buena o no, no depende de que esta sea pública o privada.

 

P.: ¿España se ve beneficiada del turismo sanitario?

R.: Sí, desde hace años. No es un boom de los últimos cinco años. Las Islas Baleares o las Islas Canarias se han convertido en residencias, en hubs de geriatría para europeos.

 

P.: ¿Qué se puede hacer con la fuga de talento en el sector sanitario español?

R.: Existe y es un tema que viene de lejos. Actualmente, gana más un médico en Portugal que en España y muchos profesionales deciden trasladarse al país vecino. Reino Unido también es otro destino elegido por médicos y enfermeras.

 

P.: ¿Qué representaría para Cataluña y para España que Barcelona fuese finalmente la elegida de la Agencia Europea del Medicamento (EMA)?

R.: Después de los Juegos Olímpicos del 92, sería el acontecimiento más importante de la ciudad, más incluso que el Mobile World Congress. No hablamos tan sólo de la repercusión a nivel económico, sino de ser el referente sanitario que creo que Barcelona se merece por su historia, por la sociedad civil o por el porcentaje de la actividad sanitaria privada que comentaba con anterioridad. En términos económicos hablaríamos de la creación de una industria paralela que se crearía y que tendría, sin duda, un gran impacto para la ciudad.

 

P.: ¿Qué autocrítica puede hacer la sanidad española? Tanto la pública como la privada.

R.: Siempre debemos innovar, hacer cosas nuevas y diferentes en un sector tan cambiante como es la sanidad. Si hacemos lo mismo que hacen los demás tenemos poco recorrido por hacer. Nuestra competencia no está a la vuelta de la esquina, sino en Singapur, en Brasil, etcétera.