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Josep Maria Llovet (UB): “Falta identificar la medicina traslacional como una actividad que genera beneficios”

Josep Maria Llovet, uno de los principales en medicina traslacional, define el nuevo método de trabajo como “la medicina clínica moderna”.

Albert Cadanet

14 feb 2019 - 04:56

Josep Maria Llovet (UB): “Nos falta identificar la medicina traslacional como una actividad que genera beneficios”

 

Josep Maria Llovet es el director del máster en Medicina Traslacional de la Universidad de Barcelona (UB). Experto en el campo de la gastroenterología y la hepatología, Llovet también es jefe del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) y profesor de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea, por sus siglas en catalán). Parte de su tarea la desarrolla en el Hospital Clínic de Barcelona y, según una lista publicada anualmente por Clarivate Analytics, es uno de los científicos más influyentes del mundo.

 

Pregunta: La definición del concepto medicina traslacional no es muy clara ¿Cómo la explicaría?

Respuesta: En esencia, consiste en trasladar los descubrimientos en investigación y desarrollo a la práctica clínica, con una diferencia de enfoque. La aproximación moderna para explicar qué es la medicina traslacional se entiendo bajo el concepto from bed to bench to bed. Esta idea consiste en hacerse una serie de preguntas acerca de los pacientes que luego se resuelven en el laboratorio mediante un análisis genómico. A partir de los resultados, puedes entender que pacientes se comportan de forma diferente al resto para trasladarles nuevas aproximaciones terapéuticas.

 

P.: A priori, parece un modelo sencillo de aplicar. ¿Qué ha frenado hasta ahora la implantación de este tipo de medicina?

R.: Hasta hace poco, los médicos visitaban a los pacientes, mientras que los investigadores se quedaban en los laboratorios. La comunicación era muy difícil que existiera. Ahora, gracias también al descubrimiento del genoma humano, el sentido unidireccional de la medicina (del laboratorio a las instalaciones clínicas) se ha invertido. La investigación ya no se basa en la reacción de los animales, sino que se utiliza la propia muestra de pacientes que se está estudiando.

 

P.: ¿Cuáles son los países referentes en medicina traslacional?

R.: Estados Unidos es el principal, ya que cuenta con un plan estratégico desarrollado por el National Institutes of Health (NIH), que es el órgano del gobierno estadounidense que financia la investigación. El porcentaje del PIB que genera el país destinado a investigación es del 2,7%. Además, la administración americana exige que una parte de esta investigación se traslade a los pacientes. En la UE, el presupuesto medio destinado a inversión farmacéutica es del 2,2% del PIB, mientras que en España es del 1,2%. Los gobiernos deben entender que la generación de conocimiento traslacional comporta la creación de patentes, algo que genera unos beneficios a largo plazo.

 

 

P.: ¿Cuáles son los agentes de mayor peso en el sector privado?

R.: Los de mayor importancia son las grandes biofarmacéuticas actuales: Bristol-Myers, Pfizer, Roche, AstraZeneca o Eli Lilly son algunas. Todas han levantado un interés importante para investigar en medicina traslacional y, a pesar de todo, sigue costando conseguir financiación por parte de la Administración pública. El reto más importante de la medicina traslacional en España consiste en captar inversión, tanto pública como privada.

 

P.: ¿Qué frena en España la inversión privada en este campo?

R.: Existe un tema legislativo recurrente en términos fiscales. En Estados Unidos, las donaciones a investigación están exentas de declaración, mientras que en España, el inversor debe cotizar aproximadamente el 70% del importe donado. La ley es contraproducente, porque las inversiones acaban reduciéndose.  

 

P.: ¿Cómo perciben las empresas españolas la medicina traslacional?

R.: Desde el punto de vista empresarial, todavía falta identificar la medicina traslacional como una actividad que genera beneficios. Las empresas deben entender que la medicina traslacional acaba derivando en la aprobación de fármacos. Las inversiones que se buscan aquí son más garantistas. Además, el número de compañías de capital riesgo es mucho menor en comparación con otros países como Estados Unidos.

 

 

P.: En los hospitales, ¿qué cambios implicaría la aplicación de estos nuevos métodos?

R.: Los hospitales públicos que tienen un centro de investigación asociado, que en España son la mayoría, deberán poner énfasis en la contratación de médicos investigadores. Esta figura es el pivote de la medicina traslacional, alguien que visita a los pacientes y que luego vuelve al laboratorio para conectar los dos mundos.

 

P.: A día de hoy se ha desarrollando mucha tecnología que agrupa infinidad de datos y que, quizá, permitirá trasladar esta información de hospitales a laboratorios. ¿Perderá importancia la figura del médico investigador en unos años?

R.: Al final debe haber una figura que acabe controlando todos los datos. La tecnología y los informáticos no tienen preguntas, ni conocen las necesidades de los pacientes. El big data es fundamental, pero detrás debe haber alguien que entienda cómo funciona la genómica y la investigación básica para poder conectar todos los datos.