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Marc Trepat (Batllori/Trepat): “Debemos evitar que se creen ‘guetos’ de personas mayores dependientes”

El fundador del despacho de arquitectos Batllori/Trepat Arquitectes defiende que las residencias deben trabajar con unidades de convivencia más reducidas y, a su vez, formar parte de un entorno intergeneracional.

Albert Cadanet

21 nov 2019 - 04:58

Marc Trepat (Batllori/Trepat): “Debemos evitar que se creen ‘guetos’ de personas mayores dependientes”

 

Marc Trepat es el socio profesional de Batllori /Trepat, un despacho de arquitectos de Barcelona especializado en la creación de espacios para gente mayor. Licenciado en Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès, trabajó en el departamento de Bienestar Social de la Generalitat de Catalunya, con Antoni Comas al frente. Posteriormente, se asoció con Antoni Batllori para fundar el estudio donde actualmente se encuentra. Para Trepat, el modelo arquitectónico de las residencias actuales “impide hacer un seguimiento más personalizado de las personas mayores. 

 

Pregunta: Usted se muestra crítico con el modelo de gestión de las residencias. ¿Por qué? 

Respuesta: Las residencias que se han construido hasta ahora son un mix entre hotel y hospital, donde no se ha apostado por un modelo familiar de convivencia. Las residencias de los países nórdicos, en cambio, trabajan con grupos de personas más reducidos. La última crisis reforzó el modelo residencia actual y no tuvo en cuenta a las personas. La clave de todo pasa por la distribución de las plazas residenciales.

 

P.: ¿Existe una voluntad de cambio? 

R.: El sector de la gente mayor está haciendo un esfuerzo increíble. La Administración pública hace muchos años que no construye y el sector se ha dado cuenta de las necesidades de la gente mayor. Con el modelo arquitectónico actual, es muy complicado hacer un seguimiento más personalizado.

 

P.: ¿Cuál es la solución? 

R.: Debemos trabajar con unidades de convivencia más reducidas, que funcionen de forma independiente pero que, a la vez, puedan compartir servicios como la cocina, la limpieza o la gestión administrativa. Lo más importante pasa por reducir las aglomeraciones y el ruido, estímulos negativos que afectan gravemente a las personas con problemas de demencia. En espacios pequeños, las personas con dependencia mejoran su comportamiento, y esto es muy positivo en otros aspectos. Los trabajadores están menos quemados y los médicos acaban prescribiendo menos medicamentos a los mayores. 

 

 

P.: ¿Se ha dejado a un lado la opinión de los arquitectos durante estos últimos años? 

R.: Los arquitectos hemos hecho la arquitectura pensando más bien en nosotros mismos. La parte artística nos puede y queremos hacer cosas rompedoras, pero muchas veces nos hemos olvidado de nuestra finalidad, que consiste en crear un entorno agradable para las personas. Si no tenemos claro para quien construimos, lo que hacemos deja de tener sentido. 

 

P.: ¿Es complicado aplicar este nuevo modelo? 

R.: No siempre puede aplicarse. Antes de la crisis, entramos en una dinámica donde se construyeron muchas residencias de nueva planta con una única sala. En ocasiones, debemos estar dispuestos a perder alguna plaza para mejorar la calidad de vida de los residentes.

 

P.: ¿Cómo de importante es el cambio de modelo? 

R.: Ahora nos enfrentamos a un reto mayúsculo como es el envejecimiento de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que cada territorio cuente con un número de plazas equivalente al 5% de su población mayor de 65 años. En Badalona, por ejemplo, el número de plazas residenciales debería situarse en torno a las 2.700, pero la ciudad tiene poco más de 700 plazas. Durante los próximos años, además, la población mayor será cada vez más importante. No sólo debemos sustituir las instalaciones actuales, sino que debemos crear nuevas plazas. 

 

 

P.: ¿Cuál será el coste de esta transformación? 

R.: Harán falta muchas inversiones. España tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo, pero no uno de los mejores sectores sociales, y esto es porque sólo destinamos un 10% del presupuesto a esta partida.

 

P.: ¿Qué papel jugarán los grupos residenciales privados? 

R.: Es una gran oportunidad para ellos. Partiendo de la base que la Administración pública no puede construir, el sector privado se está empoderando, especialmente las grandes empresas que están comprando pequeñas y medianas empresas. El residencial no es un negocio muy lucrativo, pero tiene una rentabilidad constante. Es como invertir en renta fija.

 

P.: ¿Cuáles son los principales retos del sector residencial para los próximos años? 

R.: Al sector le queda un largo camino por recorrer. Las empresas deben pensar que cada vez más personas requerirán un tipo de vivienda diferente, ya sea una residencia o su propia casa. En el futuro, cada vez menos hijos podrán permitirse hacerse cargo de sus padres. Además, la natalidad irá cayendo. Debemos evitar que se creen guetos de mayores dependientes. El reto pasa por conseguir que la gente mayor sienta que forma parte de una sociedad intergeneracional mediante un amplio espectro de servicios compartidos.