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Itamar Friedlander: “Las cadenas dentales no son sostenibles a largo plazo, son un pelotazo”

El ortodoncista y fundador de la clínica homónima ubicada en Barcelona opina que el Gobierno debería regularizar el sector, como hace con las farmacias, con el objetivo de evitar que haya “una clínica dental en cada esquina”.

J. Vera

7 jul 2022 - 04:56

Itamar Friedlander: “Las cadenas dentales no son sostenibles a largo plazo, son un pelotazo”

 

El sector dental debe estar más regulado. Esta es la posición de Itamar Friedlander, ortodoncista y empresario, que fundó la clínica que lleva su nombre en Barcelona hace doce años. Friedlander cree que el modelo de cadenas dentales no es sostenible a largo plazo y que, en su opinión, el Gobierno debería seguir el modelo legal usado en las farmacias para el sector odontológico. Sobre el plan de acción de salud bucodental del Ejecutivo, el empresario considera que es positivo, pero insuficiente.

 

 

Pregunta: ¿El plan de acción de salud bucodental que lleva a cabo el Gobierno es una iniciativa positiva para el sector?


Respuesta: Siempre es positivo que el Gobierno hable de invertir en salud bucodental o cualquier sector. Aun así, la sanidad pública necesita mucho más dinero y, por extensión, la odontología también. Lo que sí sabemos es que el plan va a garantizar la atención básica, pero todavía no está concretada. Que los políticos salgan ahora con este plan es demagógico y populista orientado a ciertas bolsas de votantes.

 

 

P.: ¿La sanidad pública tiene capacidad para igualar los servicios del sector privado?


R.: Ahora mismo es imposible. El plan de acción de salud bucodental son cuarenta millones de euros, un volumen que es suficiente para sentar unas bases modestas, pero después habrá que formar profesionales y gestionar la demanda.

 

 

P.: ¿Qué papel debe jugar la sanidad privada en la aplicación de este plan?


R.: En los países donde sólo hay sanidad pública la calidad no es muy buena. En cambio, donde existe una combinación de público-privada la calidad suele ser mejor. En Alemania, por ejemplo, hasta la mayoría de edad el Gobierno paga el ortodoncista, que procede del sector privado. Es cierto que tampoco es un sistema que llegue a todas partes, los aparatos más avanzados no están cubiertos.

 

 

 

 

P.: ¿Por qué en España hay una ratio tan alta de clínicas dentales por habitante?


R.: Es algo que forma parte de la picaresca del país. A consecuencia de este proceso, el prestigio profesional ya no existe. Todo se ha democratizado y eso es negativo para pacientes y profesionales, porque el sector está dominado por empresarios que no tienen ni idea de cómo funciona una clínica.

 

 

P.: ¿Qué puede hacer el Gobierno para revertir esta situación?


R.: La clave es la regulación, ya que no puede haber una clínica dental en cada esquina. Un ejemplo a seguir son las farmacias, que están reguladas a pesar de ser un mercado libre.

 

 

P.: El número de dentistas se ha triplicado en los últimos años, mientras que la población se ha incrementado en un 17%, ¿el mercado puede absorber todo este volumen de profesionales?


R.: Puede absorberlo, pero lo hace mal, ya que muchos acaban trabajando en categorías inferiores a las que se han preparado. Esto es un problema que viene desde la etapa formativa, ya que a las universidades les interesa hacer negocio y no piensan en el sector. Los licenciados acaban con dos alternativas sobre la mesa, o son auxiliares o se van al extranjero.

 

 

 

 

P.: El mercado de clínicas dentales en España todavía está muy atomizado, ¿habrá una concentración?


R.: Es un sector muy tradicional que siempre ha sabido dar un producto de calidad y eso le ha dado resiliencia. Las cadenas dentales han entrado en el mercado para cambiar el sistema. Lo que va a pasar en los próximos años es que el sector se radicalizará y coexistirán las clínicas pequeñas que apuesten por la calidad con las cadenas low cost. Los otros modelos intermedios se irán extinguiendo.

 

 

P.: ¿El futuro para la mayor parte de la población será el low cost?


R.: Las cadenas dentales no son sostenibles a largo plazo, son un pelotazo. Usan el flujo de caja para abrir clínicas nuevas, pero cuando llega una bajada de mercado no pueden resistir la crisis, porque el dinero se ha invertido en una expansión por encima de sus posibilidades. Hay mil ejemplos de ello en la historia de España.