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Jaume Raventós (ITA): “El sector de la salud mental pondrá al sistema en presión tras el Covid-19”

El director general de ITA opina que esta situación se producirá por la alta demanda de servicios especializados y porque “la red de salud mental no es que vaya sobrada de recursos asistenciales, ni en la parte pública ni en la privada”.

A. Escobar

7 may 2020 - 04:58

Jaume Raventós (ITA): “El sector de la salud mental pondrá al sistema en presión tras el Covid-19”

 

Jaume Raventós es el director general de ITA Salud Mental. El ejecutivo, que fue responsable de ehealth de Telefónica en España y jefe de transformación digital en Quirónsalud, comenta que “hay centros privados que están a las puertas del cierre si no se agilizan los pagos en mayo”.

 

Pregunta: ¿A qué es comparable esta crisis desde el punto de vista de la salud mental?

Respuesta: Todavía está por ver. Ninguna experiencia anterior es parecida a la que tenemos ahora mismo. Ante una situación de estrés y de confinamiento, todo indica que vamos a tener un incremento en los trastornos vinculados a la salud mental. Hoy por hoy todo son hipótesis; esta crisis tiene características parecidas por lo que es el confinamiento a una guerra, pero obviamente no coincide al 100%.

 

P.: Por tanto, ¿el impacto será positivo para el sector?

R.: Lo lógico es pensar que ante una situación como esta se agraven los problemas de salud mental. Es lo que hemos podido apreciar los especialistas durante las últimas semanas. Estamos empezando a dar algún repunte, pero lo veremos cuando la gente empiece a moverse y a salir realmente de sus domicilios.

 

P.: Esa misma gente, ¿va a perder el miedo a la hora de acudir a un centro especializado?

R.: El comportamiento de los primeros días de salida de domicilio no va a ser igual que el que teníamos antes de la crisis. Por consiguiente, imaginamos que pueden empezarse a detectar un incremento de las pruebas asociadas a salud mental.

 

 

 

 

P.: ¿Va a estar preparado el mercado para atender toda esa demanda?

R.: Vamos a poner al sistema en presión. La red de salud mental no es que vaya sobrada de recursos asistenciales, ni en la parte pública ni en la privada. Estamos preparándonos también para un posible repunte que pueda haber, identificando nuevos recursos que necesitaremos para los pacientes.

 

P.: Más allá de las grandes capitales, ¿habrá un aumento de la demanda de servicios de atención a la salud mental en ciudades más pequeñas?

R.: El confinamiento no se vive igual en una ciudad como Madrid o Barcelona que en una población rural más pequeña. Dicho esto, el sistema sanitario es bastante desigual en función de donde vivas, es decir no hay equidad desde el punto de vista de los recursos. Pero una de las soluciones para cambiar esta situación pasa por la tecnología.

 

P.: ¿Se puede recurrir a la telemedicina ante esta situación y en esta industria en concreto?

R.: La salud mental fue de las primeras especialidades en implantar servicios de telemedicina. Este sector requiere un vínculo más fuerte en entre paciente y profesional, pero a su vez tiene la ventaja de que el paciente no requiere de pruebas diagnósticas generalmente, toda una batería de pruebas que sí son necesarias en otros usuarios.

 

 

 

 

P.: ¿Se ha sentido respaldado el sector por la administración en estos momentos?

R.: Nuestra facturación depende mucho del seguro escolar y esto nos está generando problemas en nuestra tesorería. Hay centros privados que están a las puertas del cierre si no se agilizan los pagos en mayo. Otro problema es que hay administraciones que no reconocen nuestra actividad online.

 

P.: ¿Esta crisis puede ser un nuevo aprendizaje para profesionales?

R.: Para los profesionales y para las organizaciones. Nosotros, por ejemplo, vivimos la virtualización de nuestros centros ambulatorios en prácticamente 72 horas. Este cambio estaba preparado para los próximos 18 meses y lo hemos hecho en tres días. Lo que me preocupa es lo que va a quedar de esta crisis, porque la inercia de una organización es volver a la casilla de salida y es importante que la inercia no nos lleve de nuevo al 10 de marzo. Lo que se aprende no se puede olvidar.